Epílogo

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—¡Cuidado te caes!— Camila exclamó al ver a su hija Shayla de 15 años balanceándose muy fuertemente, sus ojos no se le despegaban mientras que Lauren jugaba con su otra hija, Lunna. La diferencia entre las gemelas era notoria, a Shayla le gustaba el rosa, a Lunna el azul, Shayla amaba los vestidos, Lunna se vestía con chaquetas de cuero y converse negras.

Sin embargo Shayla le gustaban las chicas y Lunna esperaba un príncipe azul.

¿Estereotipo? ¡Al carajo!

—¡Shayla! ¡Baja la velocidad primera advertencia!— Camila entrecerró los ojos al ver a su hija riéndose

—Lunna, intenta saltar aquella rampa, sin que tú madre te vea — Animó la ojiverde con una expresión divertida

—¡Te estoy escuchando Jauregui!—

—¡Mierda! Te juro que tiene oídos biónicos

—¡SHAYLA SEGUNDA ADVERTENCIA!

Lunna miró a su madre con una sonrisa divertida y se ajustó sus zapatos para montarse en la patineta y empezar a acelerar hacia la rampa, inmediatamente ella saltó haciendo una pirueta perfecta.

—¡Perfecto Lunna!— Felicitó Lauren con una sonrisa orgullosa

—¡Mamá Lolo! Mira que alto llego

Lauren miró a su hija sorprendida y luego con una sonrisa pícara la retó

—¿Es lo más alto que puedes llegar? — La ojiverde le guiñó el ojo

—¡LAUREN MICHELLE!— Camila se indignó dejando a un lado su libro de neurología — ¡No le metas ideas a Shayla! Y tú Lunna, ven para que comas algo —

Shayla soltó una risotada para bajar la velocidad y corrió hacia la mesa. La familia estaba en el parque, pasando un día tranquilo juntas. El clima era caluroso pues estaban en todo el mes de Agosto, el verde del césped estaban cubiertos por el rocío de la mañana, habían decidido madrugar para poder ver el amanecer. Tradición que repetían cada domingo en la mañana.

Shayla se acercó a Camila para darle besos en la mejilla —Mami Camz, ¿puedo quedarme a dormir en el cuarto de la computadora?—

—Quiere hablar con su amiguita Florencia, la de Argentina— Lunna bromeó llevándose a la boca un sándwich de mantequilla de Maní. Prosiguió hablando con la comida en la boca —oh Flor, dime más cosas en argentino— bromeó aún más ganándose un golpe por parte de su hermana.

— Lunna, no hables con la boca llena— Reprendió Lauren —Y no molestes a tu hermana—

—¡Che boluda!— continuó ignorando a su mamá

—¡Mamá!— se quejó Shayla cruzándose de brazos totalmente sonrojada

—¡Lunna basta!— Camila sonrió y luego miró a Lauren

—Es ridículo Mamá— Lunna se bebió su jugo de naranja preparado el día anterior por Camila, según, tenían que tomar vitamina —Le gusta una chica que vive muy lejos, aquello no va a ningún lado —

Lauren sonrió de lado para darle un beso en la frente

—¿Les hemos contado cómo nos conocimos tu madre y yo?

Ambas chicas negaron con la cabeza

—Por internet— Las mujeres de 45 y 47 años hablaron al mismo tiempo.

Camila empezó a contar la historia mientras las chicas desayunaban, Lauren amaba escuchar aquella historia pues, como siempre decía, Camila era su memoria.

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