Los Gigantes Caen

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2 semanas. 2 malditas semanas en las que no eh vuelto al granero. No eh vuelto a tocar un auto, ni siquiera hablar de las carreras. No me eh mostrado depresiva. No quiero que me anden preguntando que me pasa cuando sé que no darán solución a mi problema. Y todavía no sé cuál es el problema.

Puede ser vergüenza. Nunca había perdido, excepto frente a mi padre pero él es diferente ya que sé que no me molestará, en cambio estos chicos viven para correr y molestar. 

Tomé la almohada que estaba a mi lado y comencé a tirarla al techo. Repitiendo este acto una y otra vez. 

— Katrina Alexandra Montre Ivanovish —al oír mi nombre completo dicho con tanta seriedad me asusté e incluso pensé que era Joey apunto de empezar su discurso sobre "disfrutar la vida" afuera de tu pieza.

Dejé con cuidado mi entretención con el cojín y dirigí mi vista hacia la puerta.

Misty.

—Hola Misty —saludé efusiva.— Tanto tiempo, ¿qué haces en mi cuarto... irrumpiendo mi espacio? —cariñosa y fría. Mi estilo.

— A sacarte de esta cueva. Está muy —respiró demasiado con la nariz. ¿tendrá problemas respiratorios que yo no sepa?— Hedionda —terminó la oración con cara de asco, tapándose su estúpida y delgada nariz.

Se encaminó hacia la ventana posicionada atrás mío y las abrió de par en par, dejando que el frío aire hiciera un cambió de 360° a la atmósfera de este cuarto. Un nuevo aire notorio.

—¿Hace cuánto que no ventilas esto?—me intrigó con su pregunta, ni yo lo sabía.

Me encogí de hombros. 

—¿Cuántos años tengo?—le dije por molestar. Tampoco era tanto tiempo, puede ser que desde la semana pasada.

Ella me miró con su cara de "deja de joderme o te pegaré" y se sentó a mi lado.

—Tienes desgraciadamente 20, edad suficiente para estar en la Universidad o simplemente conseguir un trabajo pero tú sigues aquí, viviendo a traves de nuestros padres y durmiendo en mi cuarto, el cual tengo que compartir hasta que la princesita quiera irse.—dijo Gonzalo, mi hermano de 14 años que parece de 17 con su forma de hablar tan perfecta e hiriente a la vez. 

Se apoyó en el marco de la puerta cruzado de hombros, mirándome con una sonrisa triunfadora. Ni creas que te dejaré hablarme así pedazo de niñito adolescente con problemas existenciales. 

— Primero que nada, este cuarto es mío. Tú llegaste después y lamentablemente tuve que compartir mi cueva —Misty rió por el término utilizado, para ella soy toda una canival que nació en esta época en vez de nacer en la de las cavernas.— Segundo; vivo con mis padres porque los amo mucho y me es difícil dejarlos. —dije con una mano pocisionada en mi corazón para darle más color a esto. Era mentira, había otra razón.

Gonzalo iba a hablar pero Misty interrumpió, siempre le tocaba ver nuestras peleas que no eran más que simples discursos aburridos comparados con todo lo que lee y vé. Esta tipa es muy satánica, no se como puedo tenerla de amiga. En cualquier momento me matará.  

— ¡Calmen las revoluciones los dos! —gritó, dando un pequeño salto Gonzalo y yo por la sorpresa.— Ustedes son hermanos, se aman y ese amor se puede ir en cualquier momento transformandose en odio y terminarán matandose. Pero para ese entonces yo ya habré entrenado a Katrina y terminarás muriendo tú niñito. —apuntó a mi hermano y este salió corriendo. Siempre le ha temido— ¡Así que fuera de aquí antes de que te tome y te vaya a tirar a un barranco!—salió por la puerta y le gritó todo esto. 

—¿Terminaste? —pregunté haciéndole ojitos. No quiero que me rete.

— Oh no. No creas que no tengo algo para ti también. —tragué fuerte.— ¿Cómo se te ocurre no ir estas 2 semanas? Jorge debe de estar disfrutando un montón ya que le dejaste todo para él. No puedo creer que Katrina se haya dado por vencida tan rápido sin pedir revancha, dejando que un pollito miserable le gane.

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