Él ha existido desde el inicio de todos los tiempos siempre con sed de justicia. Olvidado por los pueblos que él mismo creó, Él tiene muchos nombres, te apuesto que los conoces o por menos has escuchado mencionar algunos.
Un ser tan maravilloso, que se compadeció de nuestras pobres almas. ¿Sabes por qué? Porque en algunos de nosotros aún queda algo rescatable, después de casi ser exterminados por la sociedad, aún tenemos algo que puede cambiar al mundo. La doctrina Žēzcū nos da el poder y la fortaleza para cambiarlo. Nos da la libertad de crear nuestra propia utopía, donde los pueblos vivan en armonía, donde los marginados sean escuchados e integrados, donde no exista la discriminación, una sociedad donde nadie te lastime por ser diferente. Esa es la voluntad del gran Žēzcū.
Para creer en Žēzcū hay que querer creer...