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La oscuridad cayó sobre la ciudad y ahora ahogaba cada rincón del cielo, lo único que podía escuchar eran las sirenas de las patrullas, los coches pasando, una que otra voz y la música de algún bar de mala muerte o antro lejanos.

Tenía que admitir que esa no era la parte más bonita de la ciudad en donde estaba ahora, al contrario, era la peor por ser la ubicación más peligrosa. Pero ¿Qué podía hacer?, ese era su trabajo, mantener el orden, ayudar a la gente aun siendo ella un ser que fue concebido para hacer las cosas más abominables.

Esta no era su ciudad, no conocía muchos lugares, solo unos pocos en los cuales había pasado las últimas semanas en misiones, eran misiones personales y ella solo tenía un solo compañero para llevarlas a cabo. Solo buscaba huir un poco del calvario que la aquejaba y se le ocurrió, sin saber por qué, huir a Seattle, donde los únicos lugares que reconocía desde hace unas semanas eran justo donde estaba ahora.

Esa noche hacia frío y el viento lograba ondear solo un poco su pesada capa que la mantenía a una temperatura cálida, pero ni el uso de su capucha pudo mitigar el viento frío sobre sus mejillas y para cuando sus lágrimas se deslizaban sobre sus éstas y caían en sus piernas, las lagrimas se sentían heladas.

Se encontraba sentada en la parte más alta de un edificio esperando que un robo o lo que fuese la pusiera en acción para distraer su mente, distraerla de su tristeza, tal vez por eso decidió ir allí.

En este punto sus sollozos fueron un poco más audibles, estaba tan profunda en su tristeza que no advirtió la presencia de alguien hasta que lo percibió a unos pasos de ella. ¡Perfecto!, pensó con sarcasmo, entonces la voz profunda y rasposa de aquel hombre la hicieron estremecer, él no lo sabía pero una parte de su estado actual se debía en cierta medida al hombre que ahora la llamaba.

--Raven—Otro escalofrío la recorrió, como si él calara en lo más profundo de su ser sin siquiera tocarle.

--¿Estás bien?—Finalmente lo volteó a verlo y sus ojos brillaron, detrás de ella se encontraban un par de ojos esmeralda que brillaban de forma sobrenatural, la piel de éste era extremadamente pálida y era galardonada en presencia de la luna la cual le daba el aspecto perfecto con su luz, cómo si su piel brillara por cuenta propia. Sus labios eran finos y por lo tanto hermosos, perfectos, tenía la musculatura de un Dios enterrado en ese traje negro con rojo y su antifaz no hacía más que resaltar sus inusuales y brillantes ojos que ahora la miraban con una preocupación genuina. Esto último hizo acelerar su corazón.

Raven: Sí, estoy bien—Dijo dándole la espalda nuevamente al hombre, tratando de sonar lo más fría posible, pero su voz quebradiza se lo impidió.

Raven: Creí que hoy no había misión—Dijo tratando de cambiar el tema y averiguar por qué él se encontraba allí.

--No la hay, no cambies el tema Raven, yo sé que no estás bien—
Dijo el hombre sentándose a su lado, su voz rasposa había bajado de volumen, ahora le parecía una melodía íntima y llena de preocupación, la bruja hizo contacto visual solo para querer desmoronarse en sus brazos  pero no pudo hacerlo, en un fugaz momento de lucidez, la presencia de un ser espectral invadió sus sentidos y al girar este ser había lanzado dos esferas de luz grises que hubiesen cumplido su  objetivo de herirlos si Raven no hubiese utilizado sus poderes como escudo para ambos.

La criatura huyó y Raven junto con su compañero se levantaron rápidamente

Raven: Será en otra ocasión, tenemos trabajo que hacer – El hombre no dijo más y se dispusieron a seguir a su atacante. Buscaron en cada rincón de la ciudad en penumbras pero no pudieron encontrarlo.

-vámos a dividirnos, utilizaremos nuestra conexión mental para comunicarnos en caso de encontrar algo- Raven solo asintió y puso sus manos en las cienes de su compañero, él se acercó más y Raven llego a percibir su aliento, su calor y sus emociones al establecer su conexión. Tenía sed, sus emociones eran muy fuertes y embriagantes para la mitad demonio/Bruja que llevaba a cabo el hechizo. Raven no pudo más y se separó de golpe.

love and blood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora