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Era Jueves. Salía temprano de la universidad. Qué alegría, lo único que quería era llegar rápido a mi casa después de una semana llena de responsabilidades y trabajos. Tomé el mismo camino de siempre hacia el transporte. Emprendía la caminata lentamente, me encanta caminar, me relaja. Venía distraída (como era de costumbre), me llevé un hombre por delante.

- '' ¡Disculpame! No te ví'' - le dije 

Me miró con una cara que hasta el día de hoy no olvido. No se mostraba enojado, sino todo lo contrario. Me sonrió. Pero en esa sonrisa pude notar cierta perversión. No lo sé explicar bien. Tenía un dejo extraño, muy extraño.

- ''Está bien, preciosa. No es problema. No estés distraída, quizás te pierdas de mucho de lo que pasa a tu al rededor'' 

Le sonreí por compromiso. ¿Qué había querido decirme con ''quizás te pierdas de mucho de lo que pasa a tu al rededor''? ¿Habrá sido un comentario nada más? Me resultó extraño. Acomodé mi pelo demostrando incomodidad y nervios. Al estar distraída no me había dado cuenta de que él llevaba varios perros. Los miré, les sonreí, acaricié al que estaba más cerca mio. 

- ''Adios. Disculpe'' - le dije mientras me iba

- ''Adios, preciosa''

Mientras caminaba hacia mi transporte pude notar que seguía mirándome. No le di mucha importancia, aunque pensaba en el dejo extraño que me había dejado. Me subí al bus, busqué un asiento. Qué raro, no había ninguno. Me ubiqué en un pequeño espacio contra una de las ventanas. Intenté relajarme. Llegué a mi casa, agotada. Me duché rápido y fui a acostarme, lo necesitaba. En la transición entre el estar despierta y dormida, como cada noche, hice un resumen de mi día: 

- miles de trabajos

- cansancio (mucho)

- salir temprano de la universidad

- ''quizás te pierdas de mucho de lo que pasa a tu al rededor''.

No se me olvidaba esa frase. ¿Qué me habría querido decir?. Basta -pensé- Mañana es viernes, fin de semana, chau preocupaciones. Me dormí.

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora