ÁNGEL

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Agacha la cabeza

que el fuego negro te rodea,

vivo ángel del amor,

y ciñe tus muñecas con cadenas

que no rompes.

Una nueva alma cae al abismo;

gritas de nuevo

tan fuerte que todos se te alejan.


Arrodilla tu pasión como lo hiciste

algún otro día, en otra parte,

grita de nuevo a ese fuego negro:

otra alma ha caído, rota, extraña.


Agacha la cabeza,

mira la causa fugaz de tu condena,

y que tus manos

dulcemente en tu regazo se entrelacen,

y que tus alas

se plieguen rojas, rojas como sangre,

y que las sombras

llenen raudas tu estática figura.


Encierra tu canto amargo en otro sitio

porque en este no hay nadie que te salve,

y tira fuerte a las cadenas que te oprimen

aun sabiendo que no quieres liberarte.


Sé de firme que volabas libremente

en otro tiempo, luego las cadenas;

se cayeron tus plumas para siempre

y el amor esperará latente

mientras lento el fuego negro tu alma quema.


Agacha la cabeza,

deja que recorran tus mejillas

lágrimas amargas,

rojas como el rojo de tu sangre.

Teme al fuego

que extrañamente lento se aproxima,

y te quema,

ya tu alma se asoma hacia el abismo.


¿Que te ocurre, triste adormecida?

En un fuego del infierno mas torcido

se te encierra el corazón tardío

y el amor se te vuela entre la brisa.


Agacha la cabeza

que extraños pasos de otra alma se aproximan;

mira lejos

que te tienden una mano amiga;

el gesto duro

que te piden que les cuentes una cosa;

vete lejos

que un extraño te ha pedido una caricia.


Ahora rauda y veloz así te marchas

que un nuevo infierno espera, negro,

y caerán mas almas al abismo:

fuerte grito desgarra tu garganta.


Blanco y negro ángel del amor,

suave y fría criatura de ternura,

amargo y tierno avatar de mi dolor

que tu anhelo se extinga en mi pasión

y mi llanto se agote en tu dulzura.

POESÍA, RECUERDOS DEL AYERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora