Desde Mis Ojos

Pulpos Del Habla 08/01/2020

Qué onda con esas personas que no pueden parar de hablar un segundo. Tienen un comentario para todo lo que pasa por sus ojos o todo lo que escuchan sus oidos.
Buscan siempre tener la atención, aunque sea un segundo, y si otro está siendo el centro, no pueden no decir algún comentario o dar su opinión sobre cada frase de lo que está hablando.
Lo sorprendente es que poco a poco van ganando terreno. Cada comentario, cada gesto, cada opinión dada, cada exclamación, les va otorgando un poco de la atención de los demás hasta que todos terminan siendo espectadores. Curioso es que no te das cuenta cómo de una conversación pasaste a escuchar un monólogo de alguien que te cuenta sus experiencias de vida y sus opiniones sobre todo lo que se le viene a la cabeza, no sabes ni como llegaste ni como salir. Estos tipos son como pulpos que te atrapan con tentáculos hechos de palabras e historias y no te sueltan, no hay silencio incomodo o cambio de tema que los calle.
Combatir fuego con fuego no sirve, tampoco traer un pulpo más grande, pues, si este pulpito no puede enredar a todos los peces, elige a uno y lo caza.
Cuando era más joven me ha tocado ser ese pobre pez. Con cada palabra sentís como muere tu subjetividad, porque estos sujetos no hacen otra cosa que hablar de ellos, pasas de ser una persona a ser una esponja de cosas que ni te interesan.
Ayer, en el 82 cumpleaños de mi abuelo postizo, había uno de estos pulpos. Desde lejos vi como tenía con sus tentaculos a un par de peces que lo único que hacían era decir  'si' , 'no' o variar con movimientos de cabeza, con cara de rehenes que pedían rescate. Lo raro de esto es que nadie les dice que se cayen, tal vez para no faltar el respetó. Yo sin escuchar lo que decía, sólo con mirar la cara de su publico, tenía ganas de decirle "Por qué no cerras un poco el orto Rando, escuchar tus historias me son tan agradables como pasarme una lija por el culo".