Nos encontramos en un plató de la televisión japonesa, que se ha visto forzado a prescindir de la vida que su larga lista de espectadores le ha dado con el trascurso de los años, por culpa de un virus que atemorizaba a la humanidad. Cinco focos proyectan una cegadora luz blanca que se cierne sobre los cuerpos de dos amigos que mantienen una conversación acompañada por la lente de una cámara de grandes dimensiones que comparte lo que sucede en la habitación.
La áspera voz del profesor de economía y mercado centro-africano de primer y tercer curso en la universidad Sangi de Kyoto gobernaba sobre la atmósfera e, imperante, cuestionaba el nombre de su compañero Kurt CoByron- ¿Y entonces, por qué escogiste el nombre de Kurt CoByron Shi?- Acto seguido, la faz del sensei adquirió forma de "UwU".
Los ojos de Byron se centraron en las profundas pupilas del ya anciano Yamashita y, tras unos segundos de cavilación, comenzó a pronunciar estas palabras: "Fue hace mucho tiempo, es una larga historia de verano..."
Una luz se encendió en los adentros del maestro y no pudo ocultar su expresión de sorpresa en su viejo y ya gastado rostro. Y respondió con efusividad: "Owo owo, nos interesa mucho Conde Kurt CoByron, cuéntala, onegaishimasu".
Ante la emoción del profesor, Kurt esbozó una sonrisa ladeada, con aires de grandeza y una falsa humildad mientras se colocaba su larga cabellera rubia platino para nada teñida.
Los focos semejaban apagarse y tal como si una profecía se extendiese ante sus ojos, un mundo de color sepiuzco y melancólico se materializó ante ellos, mientras de fondo se podía escuchar una triste melodía trovadoresca. El escenario parecía representar un paisaje apasionante teñido de los cálidos y elegantes colores de la época estival.
Esta vez, mirando fijamente a la lente de la cámara, y pensando en la audiencia del programa, el Conde Kurt CoByron Shi comienza a narrar la historia.
Se trata del verano de 2019, cuando el calentamiento global había golpeado con dureza nuestras lustrosas calles de Chapingu, a las afueras del distrito de Cumamotto uno de los principales destinos turísticos del país de Ekuèstrya, subiendo así los niveles del mal.
Allá me encontraba yo, en mi época más inocente de la vida, caminando aún sin dejar crecer mi melena junto con mi sublime compañera Manza- sama. Nuestras jitenshas se hacían cada vez más pesadas por causa del calor sofocante que desprendía la montaña en la que escalábamos para sobrevivir. No obstante, paramos para tomar un refrigerio, pues abundaban los víveres en nuestros zurrones, comprados hace 91 minutos a un mercader oriental ciego. Tras unos minutos reposando, dejando el silencio viajar por el kaze, moviendo mi flequishito lasio junto al flequishito menos lasio de mi compañera antes burguesa, ahora arruinada tras una serie de infortunios con crocs y el mercado capitalista de las Américas; pudimos diferenciar unas sombras de apariencia chinesca a lo lejos. Ahí fue cuando mi instinto reptiliano me susurró como una doncella en un cuadro idílico velazquiano: «Se avecinan cambios, tiempos oscuros, cuide sus espaldas». Y así como aparesió, se fue.No salía de mi asombro hasta que la voz de Manza-sama interrumpió mis sagrados y ricos pensamientos, hablándome de algo que me helaría la sangre: «ਲਾ ਮਨਚਾ ਦੀ ਇਕ ਜਗਾਤੇ, ਿਜਸਦਾ ਨਾਮ ਮਯਾਦ ਨਹਰੱਖਣਾ ਚਾਹੰੁਦਾ, ਬਹੁਤ ਲੰਬਾ ਸਮਨਹਹੋਇਆ ਹੈਿਕ ਸਮੰੁਦਰੀਜ਼ਹਾਜ਼, ਪੁਰਾਣਾ ਅਦਰਗਾ, ਪਤਲਾ ਰੌਕਰ ਅਤੇਗਿਹਹਡ ਗਿਲਆਰੇਿਵਚ ਬਰਛੀਆਂ ਦੀ ਇਕ ਨਾਈਟ ਰਿਹੰਦੀ ਸੀ ... ਸੋਨਾਖਰੀਦੋ» Yo, asustado, notando mis débiles pero atléticos músculos agarrotados, dirigí mis bellos ojos hacia la proletaria conocedora de múltiples lenguas. Cabe mencionar que Manza-sama era políglota, solo cuando dormía, por lo que tuve que zurrarle con el zurrón. Acto seguido, Manza-sama abrió los ojos, y sin pensarlo más se dirigió hacia mi persona por el nombre de Курт ко Байрон ши.
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El aciago camino del Conde Kurt CoByron Shi
Historical FictionEl Conde Kurt CoByron le cuenta a un entrevistador nipón la procedencia de su majestuoso nombre, que supone un punto de inflexión en la vida de nuestro protagonista, quien rememora momentos de su vida enmascarados de un halo de misterio. Quédate par...