- Gracias por todo, Sakura.
Así decidió despedirse de ella, ni una sola palabra más, se dio la vuelta y abandonó su antiguo hogar, pues ya no tenía nada qué hacer allí.
Ya no había nada de qué hablar.
De parte de ella... ya no había amor.
La noche era fría y lúgubre, Sasuke miró el firmamento cubierto de nubes oscuras que opacaban la brillante luna, su rostro tan serio y tosco empezaba a quebrarse poco a poco, de repente, una gota cayó en la esquina de su ojo derecho y se deslizó por su mandíbula hasta terminar en el suelo.
El cielo lloraba con él.
En cuestión de un instante, el cielo rugió y brilló antes de desatarse una torrencial tormenta sobre la aldea. Su cabello oscuro se pegaba por completo a su rostro, mientras gruesas gotas se deslizaban por sus mejillas, quizás era por la fuerte tormenta, quizás eran sus lágrimas que se camuflaban con la lluvia.
Empezó a caminar sin rumbo, esperaba a que sus pies lo llevasen a alguna parte, su mente estaba casi en blanco mientras sentía su pecho apretado y le dificultaba respirar, la tormenta no ayudaba mucho en su caso.
Se permitió volver a pasar por su mente las palabras que su esposa... no, que Sakura le mencionó hace unas horas.
- "Sasuke-kun, sé que... que esto es de repente, pero lo he pensado durante mucho tiempo y en realidad, aunque te tengo un gran cariño, ya no siento amor por ti".
Solo son palabras... pero no eran solo palabras, porque si solo fuesen palabras... no se sentiría así. Si fuesen solo palabras no sentiría que lo destroza. Si fuesen solo palabras no sentiría que se le destroza el alma.
Quizás su problema radicaba en que ideó un para siempre en un universo donde la felicidad era fugaz, y la penumbra y miseria se servía cada día. El "para siempre" no existía, era algo que se les decía a los niños para perpetuar esperanza; él imaginó por un momento su "para siempre", imaginó su eternidad a su lado, pero como un golpe en el pecho que despoja el aire de los pulmones, comprendió que ella no fue su para siempre.
Cerró sus ojos y los apretó tan fuerte que dolió, quizás era mejor así, sentir dolor físico y no sentir el dolor emocional de su pecho desgarrándose; su corazón aún latía por y para ella, pero el de ella, ya dejó de hacerlo por él. Quizás sea su culpa después de todo, quizás todos sus viajes y misiones acabaron con su amor, vaya él a saberlo, lo cierto es que, aunque él sufría con su decisión, decidió aceptarlo, era lo mínimo que podía hacer, pues ella le brindó años de alegría y lo más importante, su hija, lo mejor que pudo haberle sucedido a un imbécil como él.
Evidentemente, ella fue la clase de amor que llena tu alma gota a gota y lo rebosa.
Sus pies lo llevaron fuera de la aldea, se topó con las enormes puertas verdes por las cuales ha salido y entrado gran cantidad de veces, pero esta noche no había nadie allí con él para despedirlo.
Era solo él, la noche y la espesa lluvia.
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El último sentido.
FanfictionA veces, cuanto más buscaba estar con alguien, más efímero era el momento que compartían y más fugaz se le iba la vida en el pensar de sus anhelos y en lo que nunca fue, y la vida se encargó de recordárselo en varias ocasiones, y ahora no era la exc...