.｡✧* Un Invierno Para Enamorarse *✧.｡ -♡ K. T.♡ -

Capítulo 5.

– ¡Volvimos! – dijeron unas voces. Yo me encontraba casi por dormir.

Salí dela cama para ayudarles a sacar las compras y acomodarlas.

Bajé medio adormilada y acomodé las cosas.

– ¿Que haces despierta? – preguntó mi madre. Taehyung bajó.

– ¿No puedes dormir pequeña? – me preguntó viéndome.

– Vayan a dormir, Taehyung, llévala a su habitación, ¿Puedes? – dijo el señor Kim y Taehyung accedió.

Me acosté en la cama.

– ¿Por qué no puedes dormir…? – se sentí al borde acariciando mi cabello.

– T-tengo miedo Tae… – me hice bolita.

– ¿Miedo? ¿A qué? – me miró.

– A perder a los que amo…a ni encontrar nada…

– Tranquila pequeña… – susurró acostándose a mí lado. – te cantaré para que puedas dormir… – tomó aire y empezó a cantar en mi oído – winter Bear~

Me Estaba quedando dormida caindi sentí sus brazos rodearme.

– Descansa pequeña… – se durmió a mi lado igual que yo.

[…]

–Hey~ despierten~ – una voz se escuchó desde el marco de la puerta Taehyung se despertó y se levantó.

Salió lentamente, pero no se había dado cuenta que estaba despierta.

Me dí una ducha y me cambié. Algo abrigado, iré a pasear a Shunie y también iré al lago.

Bajé.

– ¡Mañana es nochebuena! ¿Están listos para los juegos y cocinar?

– ¡Claro! – sonreí – oigan, saldré un rato, ya he tomado medicación y todo eso, ya vuelvo~ – sonreí y saqué a Shunie no sin antes abrigarlo.

Me dispuse a caminar por el bosque, era tan tranquilo. Todo lindo.

– Ven Shunie~ – llamé al pequeño animal y este vino. – ¿Volvemos a casa? O quieres hacer otra cosa~ – estábamos frente al lago "Encantado" – ¿Pero que es eso? – mi mascota comenzó a ladrar. Unos fuertes ladridos. – Shh, calla Shunie – me acerqué hacia esa luz en la orilla del lago. – De verdad está encantado… – susurré –

– ¡Pero claro que no! Tonterías – una mujer salió volando de ahí. – quien le da la magia soy yo linda – sonrió.

– ¿Q-quien es usted…? – retrocedí un poco.

– Soy Jane, tu eres __, te recuerdo… – suspiró – la pequeña niña que solía patinar a pesar de su asma, esa niña ya dejó de ser una niña, mírate, cuánto has crecido – me señaló sonriente – Sé que en 3 días cumples 18 años mi vida

– ¿C-como sabe eso…? – pregunté aún atónita.

– Tu abuela en sus viajes y campamentos me habló sobre su pequeña nieta, ella hablaba maravillas de ti, al morir ella…me pidió que siempre te vigilara y protegiera, ella era una gran persona…la última vez que visitó este lugar me dijo que tú deseabas encontrar tu hilo rojo del destino, ¿Eso es verdad? – cuestionó.

– Si, lo es – sonreí – ¿Mi abuela…sabía sobre este lugar? Por eso mi madre me lo prohibió… – susurré.

– Mira pequeña…no existe fuerza más poderosa que el amor verdadero – tocó mi hombro – el amor puede ser confuso, hay personas que están con una persona pero su hilo rojo está con otra…no siempre terminarás junto a tu alma gemela, a veces el destino puede separarlos – hizo una pausa – Pequeña, tu hilo rojo está más cerca de lo que crees, recuerda que el amor puede doler, y mucho…si yo estás dispuesta a luchar por tu hilo rojo, adelante, porque es lo que se necesita, serás nueva en este tipo de experiencias, nunca has sentido el amor, ni siquiera te ha gustado una persona…es el primer caso que veo que no ha experimentado el amor, ahora ve a casa…yo te estaré guiando hacia tu hilo rojo – sonrió besando mi mejilla.

– Gracias Jane – sonreí regresando a casa. Llegué, y entré.

– Tardaste un poco, ¿Dónde estabas? ¿Fuiste de nuevo? – preguntó mi madre.

– No, Shunie tuvo un llamado a la naturaleza – sonreí – estaré en mi habitación si necesitan… – subí las escaleras, me deshice de mi abrigo y todo, tomé una toalla y me envolví en ella. Tomé una ducha y me cambié. Una falda roja a la cintura la cual hacia resaltar lo pequeña que era esta, una blusa manga larga blanca, algo holgada.

Llamé a Lisa con mi laptop.

– ¡Lisa! Ah…

– ¿Que pasó? ¿Ya sabes cómo encontrarlo Cierto?

– Si, bueno…descubrí que en el lago habita alguien, como un hada madrina, ella hablaba con mi abuela, me ayudará a encontrar mi hilo rojo…pero me dijo esto "Tu hilo rojo está más cerca de lo que crees, recuerda que tú hilo rojo lo puede tener una persona que está con otra, el amor duele doler mucho pero debes ser fuerte, tu hilo rojo está demasiado cerca" – dije nerviosa –

– ¡Oh por dios! – saltó emocionada.

– ¿¡Que te emociona?! – pregunté confundida.

– Si que eres ciega, ¡Se refiere a Kim!

– ¡Calla! – me sonrojé – n-no creo…

– ¡Ahhh! ¡Si! ¡Si! ¡Es el! – gritó felíz –

– ¡Calla Lisa! – dije nerviosa. – Tengo que ayudarle a mi madre en la cocina…después hablamos – cerré el PC.

Bajé a la cocina para ayudar.

– __, te ves hermosa… – sonrió mi Madre –

– Gracias, vine a ayudarles, ¿En qué puedo ayudar? – sonreí.

– En esto – me dió una masa. Es para las galletas de mantequilla. Empecé a darles forma, sin molde alguno. Forma de osos…mis animales favoritos. –

– Oh wow, eres muy buena… – una voz gruesa sonó en mi cuello rozando mi cabeza, sentí algo revolotear en mi estómago, mis mejillas se tornaron rojas – ¿Te molesté? – me miró.

– A-ah…Gracias – sonreí – no, para nada Taehyung, puedes quedarte aquí si quieres – reí nerviosa.

– ¿Que tienes en las mejillas? – tocó una de ellas. Me arde la cara, las mariposas seguían.

– A-ah…es el…¡El frío! Si, eso… – seguí con las galletas hasta terminar, las metí al horno.

Mi padre entró con una cara triste.

– ¿Pasó algo? – lo miramos preocupados.

– Si hija…tu abuelo…t-tu abuelo falleció – miró al suelo.

– ¿Q-que…? – mis lágrimas amenazaron con salir, mi vista estaba nublada por ellas – No es cierto…no esa cierto, no es cierto… – tapé mis rostro para luego llorar.

– Lo siento mucho señor Lee… – palmeó la espalda de mi padre, luego Taehyung me abrazó. – mi pequeña…el está contigo aún – seguía con mis manos en el rostro, el se agachó a la altura de mi rostro – Hey, pequeña mírame… – lo miré, era sensación es extraño,mariposas revoloteando, tristeza – el sigue contigo, ¿Si? El está aquí – tocó mi pecho señalando el corazón – el solo se reunió con su alma gemela…algún día te reencontrarás con ellos – tocó mi hombro.

– ¿¡Estás diciendo que yo también moriré pronto?! – lo aparté un poco. – D-dejame… – corrí a mi habitación para luego hacerme bolita en la esquina más oscura y fría. –

– ¡Pequeña eso no fué lo que dije! – gritó.

[…]