Ancla (One Shot) || GUMWIN

E X T R A

Este EXTRA contiene lenguaje vulgar y contenido adulto explícito
Leer bajo su propia responsabilidad
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Pasados los seis meses, nada salió como Darwin lo había planeado. Fue fácil instalarse en su nuevo hogar y por cada conversación que tenía con sus padres, sentía que podía entrar en confianza como hijo y no como un pariente extraño. El problema no erradicaba en su familia biologica, el problema era su nueva relación con los señores Waterson y eso lo confundió hasta el punto de no dejarlo dormir por las noches.
No eran estupidos, a penas Darwin se fue de la casa, ellos notaron algo extraño en como él y Gumball se hablaban. Ya no era lo mismo de antes y no tenían la mente lo suficientemente abierta como para aceptar ese cambio con facilidad. Creyeron que estaban exagerando, que tal vez su acercamiento se debía a su repentina separación como hermanos, pero todo cambió el día en que el pelirojo tocó la puerta con un ramo de flores escondido en su espalda. Era evidente para que miembro de la familia estaba dirigido y no se molestaron en disimular su inquietud. No dijeron nada, sin embargo, el ambiente estaba algo tenso y ambos chicos lo captaron al instante.
Fue duro para Darwin actuar como si el gesto no importara, como si fuera una simple broma, un simple regalo. No quería hacer movimientos bruscos con el tema ni demostrar demás sus intereses, porque sabía que Gumball fue el único que dejó de verlo como un Watterson. Pensó que solo era cuestión de meses y su espera rendiría frutos, pero entre más se tardaba más le daba chances a Fuzzy para acercarse.
Fuzzy no se quedó atrás con sus intentos de conquista. Visitaba al peliazul, arregló ser su compañero en los trabajos de la escuela con tal de ir a su casa y de a poco fue ganandose más la confianza de Nicole y Richard.
Darwin comenzó a entrar en pánico con la nueva relación que estos últimos tres formaron en tan poco tiempo, y le cayó la ficha de que no era una competencia para el pelivioleta cuando Gumball le contó todo sobre la opinión de sus padres. Ellos preferían a Fuzzy como yerno que a él, a pesar de haber vivido con ellos, lo preferían a él.
Gumball lo abrazó con fuerza ese día, y es que Fuzzy se estaba aprovechando de esa confianza con su familia para autonombrarse su pretendiente. Eso le asqueaba. Ni en un millon de años saldría con él, lastima que sus padres insistían en que le diera una chance.
Llegando a la actualidad, las tres familias se reunieron para una cena navideña en la casa Watterson. Todos en el comedor, cenando y charlando, a excepción de los tres chicos. Gumball subió a su cuarto en su momento luego de mancharse con salsa, solo fue a cambiarse de ropa, pero se estaba tardando más de lo habitual. Darwin, por otro lado, se excusó con intenciones de ir al baño dejando en claro que le dolía el estomago. Y Fuzzy, ya cansado de esperar al peliazul y desconfiando de ambas excusas, subió para "verificar" que todo estuviese en orden. Por fortuna para él, la puerta del baño estaba cerrada y las luces de adentro prendidas, dandole a entender que no estaban juntos. Eso lo calmó.

— ¡¿Seguro esta todo bien?! —Le preguntó a Gumball del otro lado de la puerta, algo preocupado.— ¡Puedo entrar a ayudarte!

— ¡No, no! ¡Estoy bien! ¡Solo veo que ponerme!

— ¡¿Seguro?!

— ¡Si! ¡Solo ve y esperame abajo!

— De acuerdo...— Habló inconforme con su pedido.— ¡Bebé, si necesitas algo solo mandame un mensaje al celular! ¡Lo tendré mientras cenamos a pesar de que a tu madre no le guste! —Bromeó.—

Le parecía mucho para una simple mancha, pero no lo suficiente como para hostigarlo.

— ¡De acuerdo! —Respondió fingiendo estar de acuerdo con esa relación amorosa unilateral que el pelivioleta había creado.—

Darwin por otro lado rodo los ojos, no podía creer que ese idiota se aprovechara de la situación.
Gumball obvió en toda ocasión que no estaba interesado en él, de verdad le era imposible creer que no le importara su opinión al respecto.
Fue útil su idea de prender las luces del baño y fingir que le dolía el estomago, lo malo es que ahora estaba apoyado de brazos cruzados escuchando al imbecil de Fuzzy piropear al amor de su vida como si nada. Le daba rabia estar obligado a mantener la calma para no alborotar esa estupida cena.