NO TE DEJARÉ ESCAPAR (NARUSAKU ONE SHOT)

NO TE DEJARÉ ESCAPAR

Había derrotado a Pain y logrado que Nagato reviva a todos los que hubo matado desde su llegada a Konoha.

Toda la aldea lo vió como un heroe. Sakura vió como el maestro Kakashi lo traía de regreso a Konoha, estaba en verdad agotado. Todos estaban felices, pero ella sentía algo muy pero muy diferente a lo que habia estado sintiendo hasta el momento. Era como si lo viera por primera vez. En silencio se le fue acercando hasta estar frente suyo, él como siempre la miró sorprendido pero ella lo golpeó en la boca del estómago hecho que sorprendió a todos. Luego lo abrazó fuertemente mientras lloraba susurrandole:
-Idiota, haces cosas tan imprudentes...
-S-Sakura - musitó él abrazandola también.

Allí lo supo, recién pudo darse cuenta de la verdad sobre sus sentimientos. Supo que hacía tiempo que lo amaba solo que fue tan caprichosa que no quiso verlo, no quiso oír a su corazón y siguió tras de Sasuke por el capricho mismo. Pero hacía tiempo que lo había dejado de amar.

Que tonta había sido, tuvo que ver a Naruto en peligro de muerte para sincerarse con ella misma. Y ahora estaba allí, frente de todos abrazandolo. Escuchó a Ino decir:
- Perfectamente me podría enamorar de él

Y fue cuando en verdad supo lo que eran los celos, los pudo experimentat allí mismo en carne propia. Lo abrazó con mayor intensidad y le susurró al oído:
- Bienvenido a casa...Naruto

Él la abrazaba también sintiendose reconfortado y felíz. Podía tenerla en sus brazos siendo ella misma quién lo hubo deseado y tomado la iniciativa. Deseaba poder detener el tiempo y quedarse así, en sus brazos para siempre ya que ella lo era todo para él. Su amiga, su amor imposible, su conciencia, su luz durante la oscuridad. Todo. Dios cuánto la amaba, al punto de renunciar a ella con tal de verla felíz. Por un abrazo sincero de Sakura sentía que todo aquel enfrentamiento contra Pain valió la pena.

Luego ella se alejó y los aldeanos lo empezaron a elevarlo al aire entre vítores y aplausos. Todo habia acabado gracias a él. Nada podía estar mejor para Naruto Uzumaki pero se equivocaba. Cuando al fin se calmaron los aldeanos y le permitieron pisar la tierra buscó con la mirada a Sakura pero sintió que alguien sujetaba su mano y repentinamente lo arrastraba lejos de todos y de todo.

Era ella. Sakura quien lo llevaba a un lugar privado, lejos de las miradas. Cuando al fin estuvieron sólos ella sin decirle nada lo besó. Así de repente. Al principio fue un casto beso que poco a poco se fue transformando en más salvaje. Ella introdujo su lengua en la boca de él buscando y encontrando mientras acariciaba sus rubios cabellos. Él por su parte fue acariciando aquel esbelto y sensual cuerpo pero cuando el calor en la entrepierna lo afecto usó su voluntad para apartarla un poco interrumpiendo el beso.

Ambos respiraban entrecortado, sus ardientes miradas se cruzaron.
-Sakura...yo...
- Shhhhh - dijo ella colocando sus delicados dedos en sus labios - Sé que es repentino para tí pero no lo es para mí. Estuve ciega...pero tuve que estar al borde de perderte para darme cuenta...
-¿Darte cuenta? ¿De qué?
-Te amo Naruto.

Aquellas palabras lo shokearon por unos instantes, no podía dar crédito a lo que escuchó. Era lo que más había deseado oír desde que la conoció.
-¿Qué fue lo que dijiste...Sakura?

Ella empezó a llorar y se sentía una estúpida haciendolo pero no podía evitarlo. Le susurró "Te amo" mientras volvía a abrazarlo y acariciar su dorada cabellera. Casi lo pierde, aún no podía creer que estaba vivo. Lo acariciaba mientras comprobaba que no tuviese ninguna herida pero sabía que estaba ileso solo que aún no salía del asombro. Él la abrazó con ternura mientras le decia:
-Tranquila mi amor, estoy bien.
-Te amo Naruto...te amo y...perdoname por ser tan estúpida.

Él le sujetó el mentón y acercó sus labios a los de ella para seguir con aquel beso que tanto había deseado tener. Ojalá no fuese un sueño porque sería doloroso tener que despertar. Pero ella le hizo saber que no era un sueño sino la realidad al abrir su campera y acariciarlo con voraz deseo mientras lo besaba salvajemente. Quería tocarlo, sentirlo y hacerlo suyo definitivamente. Ya no dudaba más, él era su  amigo, su compañero y su hombre.