Epílogo

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Epilogo:

Mi nueva canción eres tu.

La primavera estaba a la vuelta de la esquina. Tal vez dos semanas mas, pero la sensación en el aire era particularmente diferente hoy que el día anterior.  Se sentía como el fin de una era, y tal vez lo era.

Realmente estaba feliz. De una forma extraña, es decir, decepcionado por como las cosas habían resultado con Sam, o la ausencia de ellas, pero por otro lado estaba realmente feliz consigo mismo, y como esta tarde había salido.

El viento seguía siendo francamente frio y le hacía tiritar a momentos, pero podía decir que le gustaba el sentimiento que ahora tenia en su cuerpo contrastando con los que había tenido las ultimas veces que había estado en este lugar. Había estado tan desinteresado de su alrededor y no se había dado cuenta hasta ahora que sentía todo. Era hermoso. Todo frio, con nieve derritiéndose y el sol iluminando más que otras veces. Ya no era una lampara que solo iluminaba el cielo para que supieran que estaba ahí más que para calentar, ahora derretía lentamente el hielo y provocaba un leve alivio del viento cuando se posaba en su piel.

No odiaba la primavera, solo no era su estación favorita, estaba vuelto loco por el otoño, y los veranos iban un paso atrás de eso, el clima, los paisajes, la ropa, todo superaba a la primavera para Kurt, pero en esta ocasión, añoraba que comenzará.

Un fin a una era, tal vez fue mucho que decir pero el fin a una etapa vertiginosa se sentía como una era.

¿Qué te puedo decir? Soy dramático.

***

Amaba la primavera.

Sus nuevos colores, vida surgiendo de entre la nieve, el amor en el aire. Equinoccio. Era la promesa de que aún después de sucesos en los que creías nulas las posibilidades de supervivencia, aún hay esperanza. Hay algo a lo que aferrarse, una luz al final del camino. Y Blaine había necesitado una los últimos meses.

¿Que tan mala suerte tienes que tener para que te enamores una y otra vez de personas que no estén dispuestas a regresar el sentimiento? Bueno, al parecer la disponible para albergarse en el cuerpo compacto de Blaine Anderson. A sus pocos 16 años, ya había sucedido 2 veces.

Y mientras más se acercaba la primavera, mientras su cuerpo se llenaba de serotonina por el sol, y las ganas de compartir su alegría se incrementaba, más le preocupaba que su mente tuviera al siguiente chico que le romperá el corazón en la mira.

Había soportado abatidamente las otras ocasiones, pero esta era diferente.

No es que supiera mucho de amor, solo tenía referencias por  películas, novelas e historias de comics, pero estaba seguro que ningún chico antes lo había golpeado tan duro como lo había hecho él.

Y eso lo aterraba.

Eran mejores amigos, compartiendo un enamoramiento por el mismo chico, y ahora...

No podía pasar, pero era inevitable que el pecho de Blaine rugiera cuando lo veía. Tan hermoso, una vez más en el campo de Futbol, sentado en las gradas. Ese pálido rostro volteando hacia el cielo, recibiendo pacíficamente los rayos que el sol esta dispuesto a darle, tan angelical como ninguno.

¿Cómo no suspirar ante eso?

—Hola. —dijo suavemente, haciendo que Kurt bajara el rostro y lo mirara, tres filas abajo.

—Hola. —le respondió Kurt con una sonrisa leve.

—Creí que dijiste que ya no vendrías aquí.

—Eso dije. —asintió Kurt.

—Sin embargo aquí estas.

—Sin embargo aquí me buscaste. —Kurt levanto una ceja. —Sí, bueno, fue una buena audición, estoy emocionado por ello y todo, pero quería esperar a Puck, esta hablando con el Sr. Shue y la Srta. Pilsvury.

Blaine asintió en comprehensión. Hablando con los demás chicos supo que nadie sabia del resiente autodescubrimiento de Puck, y que en realidad no sabían como estuviera todo el asunto a su alrededor. Algunos se habían marchado, con afán de digerirlo, y otros se quedarón a esperarlo y brindarle apoyo, como Kurt.

—Pero eso no explica porque estas aquí. —razono Blaine.

—Creo que... Me siento bien, sabes, y me gusta traer esa nueva carga de energía aquí cuando las ultimas veces solo fue tristeza y resignación. —Kurt sondeo el campo con la mirada.

—¿Crees en las energías? —Blaine sonrío extrañado.

—No. —le sonrió con burla. —Pero es una forma mucho más sencilla de explicar mi disociación emocional autoinducida hacía un plano físico frecuente en mi ultimo periodo de descarga, adjuntándoles emociones de repelé que sustituyan las anteriormente asociadas, por mi bien. —se encogió de hombros.

Blaine parpadeo perplejo tres veces, cuando la sonrisa de burla que se dibujo en el rostro de Kurt se volvió una de autosuficiencia comenzó a reír.

—Entiendo. Entonces, llenando el lugar de nuevas energías. ¡Guay!

—¡Sí!

Ambos se quedaron en silencio un momento.

—Kurt- (Blaine-) —dijeron uno encima del otro. —Habla primero- (Habla primero-) no, tú (no, tú)

Ambos empezaron a reír.

—Tú primero, Kurt. —lo animo Blaine cuando pudo controlar su risa.

Kurt asintió, enredando sus manos sobre la bufanda granate que caía sobre su regazo.

—Estos últimos meses, con todo lo que ha pasado, bueno, quería agradecerte, por ser tan buen amigo. —Kurt sonrió en su dirección, y Blaine subió los escalones metálicos con cuidado hasta estar a una fila de Kurt, casi a la altura de su rostro. —Es complicado de explicar como me sentí, y el apoyo que me diste.

—No tienes que agradecer nada. —murmuro en respuesta.

—Si, bueno tu dices eso. —Kurt se encogió de hombros suavemente. —Y yo siento algo distinto.

Kurt no lo rechazaría, se decía Blaine, eran mejores amigos, y aún si no compartían los mismos sentimientos el uno por el otro, si solo Blaine tenía sentimientos más allá de una simple amistad, Kurt no sería cruel, no como Jeremía y lo rechazaría con gentileza... Además, hasta ahora jamas le había mentido, ni una sola vez.

—Kurt, creo que hay algo que tengo que decirte. —Los ojos azules de él chocando con sus ojos avellana. —Yo...



Continuara...

Sore EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora