Jackson no recuerda cuándo la simple atracción que sintió por Jaebeom dejó de ser un juego para él y terminó atrapándolo por completo.
Quizá fue una de esas tardes en las que conversaban sobre la vida, sus miedos, sus gustos, o simplemente del clima y lo agradable que era aquella época. O tal vez cuando discutían por ver quién arreglaba antes alguna parte del trozo de lata que ahora se alzaba con orgullo en la cochera.
Podrían haber sido las competencias matutinas que terminaban teniendo porque el señor Im no aguantaba más de 100 metros y prefería sentarse en una banca a leer el periódico mientras los chicos continuaban su carrera hasta que uno de ellos se diera por vencido, usualmente era Jaebeom quién cedía ante la gran resistencia atlética de Jackson y quien tenía que soportar las burlas del menor todo el camino de regreso.
O Probablemente fueron el resultado de las insinuaciones que se volvieron un hábito, porque ignorar la tensión sexual que rayaba el ambiente cada vez que estaban cerca era casi imposible.
Alguna de esas acciones había desencadenado todo.
Jackson sinceramente no lo recuerda.
Así como también se ha vuelto borroso el momento en que el pequeño destello que emitía la luna al colarse por su ventana dejó de ser visible para él, pues el mayor había vendado sus ojos con alguna corbata que sacó de uno de sus cajones.
Lo único que sabe con certeza es que ninguna polla que ha chupado antes sabe tan bien como la de Jaebeom.
Y no le avergüenza admitir que se está esforzando de más, empujando su cabeza hasta que su garganta pica al sentir la punta del miembro de Jaebeom rozándola. Moviendo sus dedos para estimular los testículos del pelinegro y dejando la saliva escurrirse para deslizarse mejor a lo largo de ese manjar.
—Eso es...mmm...sí... —Jaebeom pronuncia entre gruñidos mientras guía con sus manos los movimientos de la cabeza del rubio —Espera...
Jaebeom detiene a Jackson, aferra con fuerza sus dedos en la cabellera contraria y empuja hacia atrás la cabeza del menor, lejos de su polla. El rubio está confundido, abre sus labios húmedos y estira su lengua en busca de su anterior invasor, un quejido parte de su garganta al no poder moverse.
—Hyung, eso no es...no es justo —desliza con lentitud las yemas de sus dedos sobre la erección de Jaebeom. Lo siente tensarse entre sus manos, vuelve a empujar su cabeza hacia adelante pero de nuevo el agarre en su cabello se lo impide —. Oh, ¡vamos! Dámelo.
—No creo que estés en posición de exigir nada, JiaJia —responde, el tono burlón no pasa desapercibido para el menor, quien gimotea furioso.
Jaebeom disfruta la vista que tiene. Jackson de rodillas frente a la cama, entre sus piernas. Sus ojos vendados improvisadamente con la corbata roja le añaden un toque más lujurioso y sumiso. Aun si su mirada está oculta, la expresión frustrada se marca perfectamente en sus facciones.
—Por favor, hyung —suplica en un tono necesitado, Jaebeom se ve tentado a ceder pero una idea mejor surca sus pensamientos —Quiero ser bueno para ti, déjame hacerlo bien.
—Si quieres ser bueno, quédate quieto y abre la boca, bebé —El pelinegro aparta las manos de Jackson y él mismo envuelve su erección, mueve a ritmo veloz su diestra. Está muy cerca.
Jackson relame sus labios, anticipando lo que venía a continuación. Aprovecha que sus manos están vacías para masturbarse también, utilizando su imaginación que es guiada por los gruñidos y gemidos que envuelven sus oídos.
No tiene tiempo de reaccionar cuando el agarre sobre su cabello se aprieta más y antes de poder quejarse por el dolor, su rostro es bañado por completo por el semen caliente de Jaebeom. Sonríe complacido, su lengua repasa sus labios, saboreando con descaro la esencia.
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C h i c o M a l o | ❲ Jackbeom - Jaeson ❳
Short StoryIm Jaebeom siente una fuerte atracción hacia los chicos malos, de esos que intimidan con la mirada pero que después de todo se dejan dominar por él. Y tal parece que el hijo de su madrastra encaja a la perfección con sus gustos... ...O tal vez no de...