La mentira

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Durante mucho tiempo combati contra este gran pecado, y digo gran pecado porque viene directamente del diablo puesto que el es el padre de la mentira. Mis mentiras parecían cosas simples como qué había almorzado, pero con el paso del tiempo se iban enredando y no me quedaba más que mentir y mentir, lo que ocasionó que se volviera un hábito en mi vida.
Muchas veces cuando iba a la iglesia sentía que Dios me confrontaba a través del pastor, sin embargo no hacía nada al respecto porque creía que ya era muy tarde y que todo lo que había guardado no tenía porqué salir a la luz.
Entonces me di cuenta de lo que dice su palabra a cerca de la mentira:
Los labios mentirosos son abominación a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
Proverbios 12:22

Por ello decidí arrepentirme y creí que como Dios ya me había perdonado no habrían consecuencias, así que me seguí guardando las mentiras para mí misma durante muchos años, muchas de ellas seguían afectando mi vida, pero es algo de lo que hablaré en próximos capítulos.

Cuando al fin me di cuenta de que su palabra se cumpliría costara lo que costara
Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz.
Lucas 8:17
Decidí decirlo todo por mí misma así que le conté a mis padres y su reacción fue muy dura al principio pero luego pasó y ya no tuve ese peso en mí.
Cualquiera que sea la mentira que estés guardando de cualquier persona es mejor que la digas tú mismo, primero porque es mejor agradar a Dios que agradar a los hombres y segundo porque es mejor que tú mismo lo digas antes que salga a la luz de alguna otra manera. Es mejor decirlas antes de que sigan creciendo y que traigan peores consecuencias.

Una vez que te deshaces de tus mentiras puedes avanzar hacia el propósito de tu vida, que es estar en comunión con Dios.

Devocionales- Aprendizaje Diario Para JóvenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora