Epílogo

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Mi cabeza dolía mucho y escuchaba de fondo una clase de música demasiado tranquila que consistía en una flauta que hacia una hermosa sinfónia. Me costaba abrir los ojos sentía como si estuvieran pegados, no recordaba nada de lo que había pasado, mi dolor no me dejaba pensar.

Por fin logré abrir mis ojos después de una lucha interna conmigo misma y pude ver un techo de madera, detrás de la agradable música escuchaba la fuerte lluvia junto con sus truenos, no podía moverme, mi cuerpo no respondía.

-Despertaste- dijo una extraña voz familiar- ¿Cómo te sientes?, espera... no contestes, seguramente no puedes ni hablar- escuché sus pasos acercarse y una cabellera roja llamo mi atención- solo puedo decirte que vas a estar bien, que no puedas moverte es temporal, tus recuerdos inexistentes también son temporales- acaricio mi cabello- nos recordarás a todos, por el momento quiero que entiendas que lo mejor que puedes hacer es escucharme- intente moverme pero un dolor punzante recorrió todo mi cuerpo-

-está sufriendo- dijo una voz que no conocía y dejé de escuchar la flauta, supongo él la tocaba-

-bueno, pero la salve ¿no?- perdí de vista su rostro escuchando de nuevo sus pisadas- 

-No creo que se alegre cuando recuerde todo- dijo otra que si conocía-

-es fuerte- dijo de nuevo el pelirrojo- así que no la subestimen, ni tampoco me subestimen a mi- se escuchó el cerrar de una puerta-

-lamento mucho todo esto- dijo la voz desconocida- él tiene mucha fe en ti, cuando te trajo dijo que eres nuestra salvación-

-ya salvo a mucha gente dejenla descansar- dijo de nuevo la voz conocida y de nuevo como si fuera un disco rayado escuché sus pisadas- y el cerrar de la misma puerta-

-que descanses- se volvió a escuchar la puerta-

Hice un recuento de lo sucedido, estaba en una habitación desconocida, en un lugar desconocido y sin ningún recuerdo, había escuchado tres voces masculinas, una exageradamente suave y melodiosa que desconocia, una grave y fuerte que era la del pelirrojo, y la última que era igual grave pero serena que igual sentía que conocía. Volví a intentar moverme pero de nuevo aquel dolor agudo recorrió todo mi cuerpo, intente hablar pero mi voz no salía, sentía mi boca extremadamente seca, de la nada recordé unos ojos, inexpresivos, grises, imponentes, demostraban liderazgo y poder pero en el fondo lograba ver un brillo.

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The Black Dog (Levi Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora