Perderte

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Estaba perdido.

Simplemente perdido.

Lo estuve durante días, meses, años.

Había perdido ya la cuenta.

Y entonces,

te conocí.


Dicen que hay personas que son como tus ángeles de la guarda,

tú eras el mío, definitivamente lo fuiste.

Eras mi luz, mi guía.

Todo cambió cuando te conocí,

hasta la cosa más irrelevante tenía sentido cuando estábamos juntos.

Yo tenía sentido.

Al fin sabía quién era

y quería serlo contigo.

Me sostuviste cuando estuve al borde del abismo.

Pero, eventualmente,

me dejaste caer.


Lo que nadie te dice 

es que hasta los ángeles de la guarda pueden hacerte daño.

Pueden sujetarte en su vuelo 

y llevarte al cielo, hacerte sentir en las nubes.

Pero... todo lo que sube, tiene que bajar.

Es física básica, 

la ley de la naturaleza.


Tiempo después lo entendí.

Tuve que perderme para encontrarte,

tuve que caer para perderte,

y tuve que perderte para entender que no te necesitaba para levantarme.

Mi cabeza a medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora