Capítulo único

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Mayo, donde la lluvia subyugaba.

La tierra colorada se volvía un pegajoso fango, cubriendo la delicada textura de color negro de sus zapatos. La lluvia iba degradando cada vez más las ruinas donde se encontraba, el sótano era la única parte salvada por el agua caída del cielo nublado, pero para su desgracia, el recinto conservaba el olor de un cuerpo descompuesto –o de muchos- y la oscuridad de una noche de luna nueva.

En su muerta mirada se contenía la oscuridad de la habitación, y la vez de todo a su alrededor. Su rostro impasible era también bañado por el agua. Pequeños mechones áureos se pegaban a su frente, igualmente rociada.

La lluvia se hacía más y más fuerte, signo de despedida. Caminó alejándose de las ruinas cubiertas de moho, dirigiéndose a los signos de civilización rústica que caracterizaba el pequeño pueblo.

La vida de Gregory Stone no era la mejor que digamos. Se podría decir que era una niña retraída, o alguien que ocultaba un gigantesco subrepticio. Siempre callada, con esa mirada interfecta de siempre y nunca nada que decir. Para los ojos del pueblo, era una rarita.

Con el fango en sus zapatos y la fría lluvia en su cuerpo llego a su tranquila y acogedora casa, que aún si viviera allí toda su vida, no era lo suficientemente apta para ser llamada hogar. Para Gregory era solo cuatro paredes y un techo que la protegían de la lluvia, sol y sereno.

Recordó cuando vio en la meseta de la estrecha cocina lo que tenía encargado hacer todo jueves como este: Llevar una cesta con condimentos y alimentos a su abuela, quien vivía a las afueras, en el bosque.

En ese momento pensó que este clima inestable de afuera no podría ir,por lo cual esperó a que la lluvia calmara su baile.

Alrededor de unas horas, la lluvia cedió y la niña encaminó a su destino, la gigantesca morada de su antecesora engullida en el terrorífico bosque de los lobos.

A diferencia de Gregory y su desafortunada madre, Nina, su abuela, poseía una gran propiedad y bastante terreno del bosque estaba a su nombre, claro, esto último nadie lo sabía.

O eso es lo que se cree.

Faltaban pocos metros, tal vez treinta, tal vez cincuenta, cuando Gregory escucho un ruido detrás de los arbustos. Con miedo, ella volteó hacia donde provenía el sonido dando un paso hacia atrás, por lo que piso algo parecido a una rama.

Pero no lo era

Fijó su vista en lo que había realmente pisado, sus ojos se abrieron de sorpresa y asco, con sus manos en su cara de porcelana ahogó un grito de horror.

Había pisado el cadáver de un conejo muerto.

Eso era malo, muy malo, significaba una y solo una cosa

Estaba en el territorio de los lobos

Intentó correr pero fue aparentemente atacada y embestida contra un árbol. Gritó, de la impresión, pero su rostro se relajó cuando vio que su atacante no era uno de esos gigantes y sangrientos animales. Era James, uno de los cazadores

ꟷ¿Qué haces aquí Greg? Sabes que es peligroso ꟷpreguntó con el ceño fruncido, ella cambio su cara a una seria

ꟷEs jueves, vengo a traerle algo a mi abuela

De pronto otro sonido de donde provenía el anterior se escuchó, interrumpiendo la conversación –regaño- entre James y la blonda.

Algunos lo llaman mala suerte, otros destino, pero absolutamente nadie quiere toparse con un gigantesco lobo con sed de sangre en sus ojos, no como el que se encontraron James y Gregory.

Su nariz fruncida, mostrando los colmillos que fácilmente desgarrarían a cualquier infeliz, sus ojos, brillando cual astro caído, se mantenían mirando hacia Gregory, ignorando a la figura fuerte y armada de James. Gruñó, y luego paso su lengua por su propio pelaje, acercándose amenazante hacia la rubia.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, la más joven de los Stone palideció, en sus colmillos se podía ver sangre, mucha sangre. Por su reacción, James también se fijó, quedando igual de sorprendido.

ꟷHey Greg, por donde ha venido el lobo ¿No es la misma dirección de la casa de Nina?

Y como si de una película se tratase, el gigantesco animal se lanzó encima del cazador, con dirección a su cuello, sus patas en los hombros del hombre hacían peso para que este cayera al suelo, el lobo logró su designio.

James cayó al suelo cubierto de hojas secas, con el sanguinario cuadrúpedo encima. Con su rifle, intentaba que el gigantesco lobo con lo tocase, o mejor dicho, mordiese. A todo esto, Gregory miraba temerosa, pegada a el tronco del árbol agachada. No podía hablar, ni siquiera moverse, el terror la consumía de pies a cabeza, si bien ella frecuentaba mucho el bosque, nunca se había topado con tal monstruo.

Luego de unos segundos reaccionó, en su cabeza gritó por que no fuera posible su hipótesis. Con las fuerzas que no tenía y no sabía de donde las había adquirido, corrió hacia la dirección de donde provenía el animal, hacia la casa de su abuela Nina.

A medio del camino un grito desesperado hizo recorrer un escalofrío por su columna vertebral hasta cada fibra de su pequeño e infantil cuerpo, reconocía esa voz, James, pero no por eso se detuvo, mas bien, apresuró su paso.

Ya podía ver por las malesas el color rojo-marrón de la cabaña, en su interior sintió un pequeño alivio, pero desapareció al estar frente a la residencia.

La puerta estaba abierta, además de que garras sobresalían en esta. Con miedo entró, no había nada ni nadie, caminó por la sala hasta llegar al comedor.

El terror la consumió.

Gritó, gritó como si su vida dependiese de eso, gritó hasta desgarrar por completo su cuerdas vocales. Su rostro se empapó, sudó frío y lloró. Su mirada congelada en la habitación.

Sangre

Las paredes, el piso, los muebles. Todo cubierto de sangre, mas su abuela no se encontraba. Rasguños por aquí y por allá. Muebles rotos por aquí y por allá

Muerte por aquí y por allá.

Su mirada ensombreció cuando el gigantesco animal asesino entró a la morada. Su hocico lleno de sangre. Gruñendo se acercó el animal a ella, la olfateó y luego una lamida en la mejilla le brindó, su rostro con el de ella restregó.

El asesino amaestrado parecía junto a la rubia Stone.

Una psicótica sonrisa salió de su rostro, acarició el pelaje manchado del lobo y pronunció:

ꟷBien hecho, perrito.

[EndStory]

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2020 ⏰

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