Prólogo

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-Vamos, vamos todos a la mesa.

-¡Que no Jorge, deja en paz mi móvil!

-Venga Bea, solo un rato. Déjame jugar a ese juego...

-¡Papá! ¡Dile algo!

Viendo como su llamada era ignorada igual que las tres anteriores, el viejo señor Willow se sentó en su sofá a esperar otro momento propicio para que su familia cenase, pues eso mismo, en familia.

Por mucho que le costase admitirlo, Hanck Willow ya no estaba para muchos trotes, por lo que se había perfeccionado en el ancestral arte de la espera. En otros tiempos, quizá hubiese insistido más, o habría empezado a cenar sin ellos hasta que se diesen cuenta, pero en ese momento de su vida, disfrutaba de la maravilla de relajarse y permanecer paciente a que el porvenir hiciese el resto.

-¡Abuelo, Abuelo!

La pequeña Sophie corrió como de costumbre a sentarse sobre él. Desde que nació, el viejo Willow la había sentado sobre sus rodillas para contarle historias, como al resto de sus nietos. Pero de todos ellos, Sophie era la que más interés ponía en los relatos y la que pedía continuaciones. Siempre en busca de respuestas. Como en ese momento.

-¿Qué pasa bichillo?- respondió el abuelo.

-Abuelo, he abierto un cajón buscando un cuchillo para mamá y he encontrado este círculo ruidoso.

-¿Círculo ruidoso?-el abuelo sonrió-. ¿Me lo enseñas?

-Claro- la niña le puso sobre las manos su descubrimiento, con la delicadeza con la que de trata un explosivo- creo que algún grillo se ha quedado dentro, pero no se abrirlo. Hace tip tip tip.

- ¿En serio? Te enseñaré que es.

Presionó la parte superior de aquel "circulo ruidoso" y una tapa de abrió, dejando ver agujas, números y aumentando el sonido del tip tip tip.

-¡Es un reloj! -gritó la niña-. Vaya menos mal que era solo eso.

-Solo eso... ¿desde cuándo algo es "solo eso"? -le dijo Willow a su nieta, que abrió mucho los ojos y sonrió-.

-Este reloj tiene historia. ¡Cuéntame abuelo!

-Eh...bueno, vale. Tiene que ser un secreto entre nosotros Sophie, ¿vale?

-Si si si si. Soy una tumba. Pero.... ¿por qué tiene que ser secreto?

- Porque la historia que te voy a contar esconde un misterio que si cuentas algo, podrías encontrarte en peligro.

La niña de tapó la boca sorprendida. Pero luego cogió las manos de su abuelo y le dijo:

- No diré nada.

El señor Willow se rió y comenzó su relato. El relato que le cambió la vida.

El caso de las golondrinas de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora