Dime que no fue un sueño

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Eric trataba fervientemente de no bostezar, pero sus ojos se achinaron y se cristalizaron mientras dejaba salir aquel inevitable bostezo.

- Me dormiré hasta que termine la clase, despiertame unos minutos antes -le pidió a su amigo, el cual estaba sentado a su lado en el anfiteatro donde se estaba dando una muy aburrida clase para él. Suspiró cruzando sus brazos sobre la mesa, su cabeza recaía sobre ellos mientras sus ojos se cerraban cada vez mas pesados. Lo último que vio antes de que se cerraran por completo, fue a aquel chico que hace tiempo observaba a escondidas.

Matt fue su amigo durante toda la primaria y casi toda la secundaria; vivían lejos uno del otro, por lo que aprovechaban para jugar y charlar tanto como podían cuando estaban en la escuela. Pero un día, repentinamente, justo antes de la ceremonia de graduación, Matt le confesó sus sentimientos. Le confesó que había estado muy asustado de decírselo antes, pero luego de ese día probablemente no volverían a verse, por lo que decidió no guardárselo y decirle lo mucho que le había gustado desde hace varios años. Eric no pudo decir palabra, pero se dio cuenta de que hirió sus sentimientos con aquel silencio. ¿Qué cara habrá puesto en ese momento como para hacer que su amigo desviara la mirada, viéndose tan dolido y hasta arrepentido de haber hablado? Jamás pudo sacarse esa duda, y jamás pudo darle una respuesta. Se mudó después de eso, Matt había cambiado el número de contacto y no sabía en qué universidad estudiaría, por lo que no hubo manera de poder volver a conectar con su existencia.

Cinco años habían pasado después de eso, pero esa confesión había quedado grabada a fuego en sus recuerdos, impactándole mas que la confesión de otras chicas, recordándolo mas seguido que los momentos que pasó con sus ex novias. Y ahí estaba de nuevo, ese chico con el que tanto tiempo había pasado cuando eran más jóvenes, y en el que tanto tiempo estuvo pensando, entrando a su universidad, estudiando la misma carrera. Lo veía en varias de sus clases, se lo encontraba por el campus, le observaba ir hacia los mismos dormitorios. ¿Tanto coincidían en sus caminos, o era que él lo buscaba inconscientemente? Sin embargo, era un cobarde que no tenia el valor de acercarse y hablarle, esperando a que en una de esas ocasiones a Matt se le ocurra voltear a mirarle, y le sonría diciendo: "Hey, ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡Seamos amigos de nuevo!". Sabía que eso no iba a ocurrir.

Así que en sus pensamientos estaba aquel chico -de cabello revoltoso, ondulado y tan suave- cuando se terminó durmiendo.

- ¡Oye! Despierta, la clase ya terminó -sintió que tocaban su hombro y entreabrió los ojos con pereza, preguntándose si era verdad pues se le había hecho muy corto el tiempo. Se estiró con los brazos hacia atrás mientras soltaba otro bostezo, y al mirar a su lado, tardó en procesar lo que veía y tuvo que refregarse los ojos para enfocar bien la vista de nuevo. Estaba Matt a su lado, dirigiéndole una tan cálida sonrisa que podría derretir su ruidoso corazón, el cual palpitaba como loco, tanto por la sorpresa como por el hecho de que su viejo amigo estuviese sentado a escasos centímetros de él.

- ¡¡M-Matt!! -exclamó sintiéndose nervioso de pronto, dándose cuenta que a su alrededor estaban completamente solos.

- ¿Mm? ¿Qué sucede? ¿Me extrañaste?

Parecía una locura que estuviese hablando con Matt después de tanto tiempo, pero mas loco era que percibía su voz con una extraña sensualidad, tal vez era su imaginación.

- Yo... Bueno... Si, te extrañe... Escucha, lamento mucho lo que pasó aquella vez. Tal vez tu quieras hacer como si nada pasó, pero yo n..nnn -su boca fue callada cuando sintió unos suaves labios posarse sobre los suyos, haciendo que su mente quede totalmente en blanco.

Cuando el contrario cortó el beso, le miró fijamente a los ojos.

- Sé de lo mucho que has estado pensando en mí, no te preocupes por eso. Ya pasó... -se aproximó más a su cuerpo y terminó rodeándolo con sus brazos, pegándolo a su pecho mientras acariciaba su cabello como si se tratase de un niño al que están consolando.

Para Eric, aquel acto se sintió tan cálido, tan confortante, que solo atinó a abrazarlo también, rodeando su delgada cintura con ambos brazos, apretándolo contra sí.

- Sé todo lo que te ha ocurrido hasta ahora, Eric... También sé cuántas veces te has masturbado pensando en mí... Cuántas veces me has imaginado desnudo sobre tu cama, justo como ahora...

El castaño alzó la cabeza y de pronto estaban en su habitación, ambos recostados sobre su cama, Matt debajo suyo atrapándolo con sus piernas que rodeaban su cintura. Podía sentir su erección rozándose con la del contrario.

- Algo así era, ¿verdad? -lo atrajo desde su cuello y unieron sus labios en un apasionado beso acompañado de un lascivo juego de lenguas. Eric no podía creer lo asombroso que era besarlo. ya no importaba lo extraña de la situación, se perdía en el dulce aroma de su cabello, en la suavidad de su piel, en lo bien que se sentía frotarse contra su cuerpo.

Antes de darse cuenta había sido tumbado y ahora Matt estaba encima suyo. Bajó desde su cuello con besos que erizaban su piel, y mas le excitaba ver hacia donde se dirigían sus labios. Momentos después tenía su miembro dentro de su boca y dejaba salir gemidos de placer ante tan exquisita sensación. Su lengua resbalaba por el falo y se lo metía tan profundo que le hacía cosquillear el vientre.

- Ngh... Ahh.. Ah.. aguarda, Matt... estoy por venirme... -apoyó una mano en su cabello y le miró mordiéndose el labio inferior intentando sin nada de esfuerzo que se detenga.

Aquel sacó el miembro de su boca y sonrió, diciendo unas palabras que Eric no pudo comprender.

- ¿Q-que? No te oigo... -frunció el entrecejo sin poder escuchar lo que le estaba queriendo decir a pesar de que le veía mover los labios. Pero poco a poco le parecía entender lo que estaba diciendo: "Eric"... Eric

- ... ¡Eric! -el castaño se sobresaltó al oír su nombre tan fuerte en su oído.

- ¡Carajo contigo! ¿Quieres dejarme sordo? -se quejó mirándole molesto.

- Pues parece que ya lo estabas, te estaba llamando desde hace un buen rato, idiota -contestó su amigo-. La clase ya terminó y mejor ve rápido a encargarte de eso -señaló hacia abajo, y cuando Eric miró casi se le cae la cara de vergüenza al ver la notable carpa alzada que tenía entre sus piernas. De suerte que estaba sentado y nadie más que su amigo lo notó, solo le valdría unas... muchas burlas a partir de ese momento. Finalmente se fue casi corriendo hacia el baño.

¿Entonces había sido todo un sueño? Habría jurado que se sintió demasiado real, pero eso incluso le avergonzó mas. ¿Acaso su inconsciente estaba reclamándole que se masturbaba con la imagen inventada de su amigo y por eso le hizo soñar con él por primera vez, encima un sueño húmedo, y haciéndole tener una erección en medio de la clase? Si era un castigo divino hubiera preferido algo menos embarazoso que eso.

Luego de unos minutos en los que rápidamente se ocupó de bajar la libido de su cuerpo, salió del cubículo del baño, encontrándose a la última persona que habría querido ver ese día. Matt estaba lavándose las manos, aparentemente sin haber notado su presencia aun. Demonios, era demasiado vergonzoso siquiera verlo en ese momento. A hurtadillas quiso salir lo mas rápido posible de allí para no ser visto, luego se lavaría las manos en los baños del otro edificio. Se sentía con suerte al poder escapar sin mas problemas, caminando como si nada hubiese pasado hacia el edificio contiguo, una de sus manos se sentía aun algo pegajosa, debía lavarse y refrescarse bien antes de su próxima clase...

Matt se secó las manos con las servilletas de papel, mirando en la dirección del castaño en cuanto éste atravesó la puerta. Una amplia y filosa sonrisa dibujaron sus labios, relamiéndose para no perder el sabor que el castaño había dejado en su boca. Esperaba poder "aparecer en sus sueños" más seguido a partir de ese día.

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