"Pensamientos"
-Dialogos-Historia Chico x Chico
Recuentos de la vidaDesagradable. Era el peor adjetivo con el cuál podía calificar a la espantosa comida que su amado esposo le sirvió para desayunar; aquella perfecta mañana.
—No sé por qué eres tan quisquilloso. Solo mirá— comentó Haru luego de haber llevado otro bocado soja a su boca —Suzue ya terminó de comer su porción de natto— elogió con mucho orgullo, al tiempo que se levantaba de la mesa para lavar su propio plato.
Entonces Daisuke, una vez viendose librado de la recriminatoria mirada de su esposo, pasó a posar sus ojos en la pequeña que fingía estar comiendo frente a él.
—Pobre de ti sí Otousan descubre que le diste tu porción de natto al gato— advirtió con el ceño ligeramente fruncido, susurrando lo más bajo que pudo para no delatar a su hija. Ya que en el fondo, Daisuke reconocía que era un movimiento muy inteligente de su parte.
Lo único que recibió como respuesta fue una sonrisa apenada, causada por haber sido descubierta in fraganti, mientras debajo de la mesa se estaba la pequeña cría de gato blanco dando pequeños maullidos de gusto.
Ante ese hecho Daisuke suavizó su semblante y suspiró resignado.
Con desgana centró todos sus esfuerzos en poder terminar su desayuno, yendo sin prisa y con calma. Tan lento comió, tratando de sobrellevar el mal sabor que le provocaba la comida innombrable, que no sé percató qué cuando finalmente había terminado se encontraba completamente solo en el departamento.
Miró la hora en su reloj de muñeca, faltaban quince minutos para que dieran las ocho de la mañana.
Seguramente Haru le avisó cuando se iba junto a Suzue. Y conociendolo tan bien como lo hacía, Daisuke estaba completamente seguro de que ambos habían tomado el metro para llegar más rápido a la guardería. Pues cuando de puntualidad se trataba, no había nadie que pudiera compararse con Haru Kambe.
"Si tan solo no fuera tan obstinado y me dejara comprar ese segundo automóvil. Así le sería más fácil transportarse de un lugar a otro cuando yo no pueda llevarles" pensó Daisuke mientras lavaba su plato y terminaba de ordenar la cocina. Idea que descartó tan rápido como surcó por su mente.
Posteriormente, una vez todo limpio y en su lugar, se dirigió a la recámara que compartía con su esposo. Buscó dentro del armario y sacó un pulcro traje de negocios, dónde descubrió una nota de papel adherida a este.
«Tu bento está en el refrigerador, los zapatos los dejé lustrados en la entrada. Recuerda darle de comer al gato antes de irte, deje preparada su ración de comida en la alacena, y hoy es tu turno para recoger a Suzue en la guardería. Pasaré por la despensa cuando salga de trabajar, por lo que está noche preparé tu comida favorita en recompensa por comer natto. Qué tengas un buen día, Cariño»
Y con ese mensaje Daisuke sonrió. Sin importar el tiempo que pase y luego de cinco años juntos, para él, su esposo no dejaría de ser la persona más endemoniadamente adorable del planeta.
Dobló con cuidado la nota y la guardó dentro de su cajonera de noche, junto a varias cientos de ellas qué el peli-castaño escribía con regularidad.
Se amarró la corbata, se colocó los zapatos y antes de partir dejó la comida en el plato de porcelana china de Neko.
El tráfico aquella mañana era fluido a diferencia de otros días, lo cual le permitió llegar con tiempo de sobra al trabajo.
Miró la hora en su teléfono móvil, —cuyo fondo de pantalla era su adorable esposo— faltaban cinco minutos para las nueve de la mañana, y era seguro que su jefe no se molestaría con él por casi llegar tarde. No había motivos, pues Daisuke era el mejor en su trabajo como inspector general en el departamento de crímenes modernos en la central metropolitana de Tokyo. Eso, era un hecho más que obvio.
Ronrió con sorna al recordar las advertencias de su marido, quién, muy a su estilo, se preocupaba por él.
"Ni se te ocurra actuar como un riquillo prepotente, impuntual e insensible que se cree superior a los demás solo por tener la posición económica de hombre más rico del maldito mundo, entendiste." textualmente, aquellas eran las palabras de Haru cada que tenía que empezar una nueva profesión laboral, con un rango menor a lo sobre calificado que él se encontraba.
Y ante el siempre presente recuerdo de su esposo, finalmente, Daisuke bajó del coche. Sonrió como de costumbre, antes de llamar al ascensor y que este abriera sus puertas, para dar la siguiente orden a su dispositivo de frecuencia y rastreo satelital de quinta generación, bautizado con el acrónimo HEUSC, objeto que pasaba desapercibido para el ojo común cómo simple accesorio de joyería plateada.
— Activa coordenadas en tiempo real. Rastrea el chip que se encuentra dentro de la piedra diamante en el anillo de bodas.
El aparato electrónico procesó correctamente la orden, al tiempo que el pelinegro ingresaba al ascensor desde el piso cero del estacionamiento de su edificio de oficinas, en dirección al piso de administración y de camino a su despacho.
HEUSC, luego de unos instantes, le respondió —Kambe Haru. Ubicación en tiempo real: Departamento jurídico, abogados y asociados.
Daisuke sonrió complacido, su esposo había llegado con bien al trabajo, cómo siempre.
Sabía que todavía faltaba mucho para la hora de la cena, y aún cuando seguramente al entrar en su despacho encontraría un montón de papeleo acumulado que debía archivar; el simple hecho de saber que su esposo le prepararía ramen lo llenaba de sumo entusiasmo, manteniendo su estado de ánimo en excelentes estándares anímicos.
Sip, hoy Daisuke Kambe, joven magnate multimillonario que llevaba una vida simple, tendría hoy un muy buen día.
-Fora 🌸
Capitulo editado correctamente; 19/Oct/21
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The Sweet Family
FanfictionEstilos de vida totalmente opuestos, y aún así, Daisuke y Haru hacen que la rutina de casa-trabajo funcione; casi de maravilla. Después de todo nadie dijo que la vida de casados sería fácil, menos con una pequeña hija que criar de por medio. -Fora �...