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Advertencias: Historia de amor BL, sin lemon, recuentos de la vida.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.

Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-

Pensamientos y "Pensamientos"-Diálogos- y -Diálogos-

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Corría presuroso por el poco iluminado pasillo. El sobre-esfuerzo que le exigía a los músculos de sus piernas era el doble o triple de lo que estaba acostumbrado. Aunado a eso, los años que tenía encima ya no le permitían moverse con tanta destreza ni agilidad.

Doblaba de derecha a izquierda repetidas veces, no obstante el laberinto sin fin lo guiaba siempre hacía el mismo punto dónde había iniciado; la entrada del Acuario.

Luego de la décimo quinta vuelta a la Plaza Acuática, un hombre de cabellos grisáceos, que antes habían sido negros, se detuvo a respirar lenta y profundamente. Apoyaba las manos sobre sus rodillas e inclinaba el cuerpo hacía el frente con la mirada perdida en el suelo, mientras con gentileza recibía caricias en la espalda que le ayudaban a mermar su angustia.

Realmente no servían de nada, pero él igual lo agradecía.

Inhaló por última vez y exaltó con fuerza. Se irguió. Adoptando una postura aparentemente inmutable, y buscó con disimulado desespero los ojos negros de la mujer que le acompañaba. Su esposa.

Fue entonces que sin el uso de la comunicación verbal, ambos sabían lo que el otro pensaba en esos momentos.

Mientras él sabía que ella meditaba un "Deberíamos llamar a seguridad", cómo la opción más sensata. Él también estaba seguro que ella podía leer en sus ojos la terrible resolución a la qué había llegado. Lo cuál para Shigemaru, era una razón sumamente justificable y bien merecida; desde el instante en que había perdido de vista a Suzue.

"Daisuke va a matarme", era el único pensamiento que tenía cabida en la mente de Shigemaru, pues incluso ignoraba las palabras que le regalaba su esposa Sayuri, oyendolas muy lejanas.

... aquí— fue la única palabra que escuchó con claridad de su esposa, antes de que ella ingresara nuevamente al acuario, dejándolo en la entrada; completamente solo.

 aquí— fue la única palabra que escuchó con claridad de su esposa, antes de que ella ingresara nuevamente al acuario, dejándolo en la entrada; completamente solo

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