Capítulo 1: Noche de verano.

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La noche había llegado. La aldea había celebrado una boda, donde uno de los agricultores y una de las mujeres dedicadas a la creación de vasijas de barro; había decidido finalmente unirse en matrimonio. Miroku había efectuado la ceremonia, donde distintas preparaciones de arroz, habían sido los platillos elaborados por las mujeres del lugar. Inuyasha y compañía, se habían encargado de la decoración, de la preparación de la casa y de uno que otro regalo. Para Rin, quien había cumplido dieciséis años un par de meses atrás, el acto en donde dos personas que se aman deciden vivir el resto de su vida juntos, le daba alegría y tristeza al mismo tiempo; trayendo a su memoria el rostro de Sesshomaru cada vez que una pareja decidía declararse amor eterno.

La ahora joven se había adaptado mejor de lo esperado a la aldea. Perdiendo cada vez más la desconfianza y miedo hacia sus homólogos humanos, creando cada vez más un lazo fuerte con la señora Kaede, con Kagome y con su actual mejor amigo Kohaku. Amigo a quien le confiaba sus alegrías, tristezas y principalmente su preocupación por la ausencia de su amo en su vida. Preocupaciones cada vez más frecuentes ahora que ya era una mujer según la tradición de la aldea, declarándose como apta para el matrimonio a toda aquella fémina que iniciase su sangrado.

-Ah, con que aquí estabas; Rin -, expresaba el joven al encontrarla -. Creí que estabas en la choza de la anciana. Fui hasta allá, mas me dijo que estabas aquí mirando el cielo estrellado.

-Estamos en verano, hace calor -, respondía la joven de cabellera larga y oscura; girando su cuerpo para ver el rostro de su amigo -. La ceremonia fue bella, ¿no lo crees? -; preguntaba, tratando de desviar la razón por la cuál quiso estar sola bajo ese cielo estrellado.

-Sí... -, respondía entre susurros, quien ahora era la mano derecha del líder de los cazadores de demonios de la aldea vecina -. Es bello ver cuando las personas se enamoran. El amor es lo que mueve a las personas. Generalmente es eso, Rin.

-El amor... -, susurraba la joven, sintiendo la ventisca del verano; moviendo su cabellera larga al ritmo del viento -. Yo creo que el amor es lo más importante, Kohaku.

-Que bueno que pienses de esa manera -, le respondía con una gran sonrisa a la chica, acercándose hacia donde ella estaba -. Mira, traje una bola de arroz. Asumí que no comiste nada de lo servido.

-Gracias... -, expresaba agradecida en un tono bajo, manteniendo sus ojos color café en la comida -. Siempre eres tan amable...

-Somos amigos. ¿Qué esperas que haga? -preguntaba extrañado de las palabras de la joven -. Somos una familia. Todos en la aldea lo somos. Nos ayudamos entre todos, Rin. Queremos la felicidad de todos, y eso te incluye.

-¿Hacia dónde quieres llegar? -, preguntaba; alzando su cabeza para encontrarse con la mirada de su amigo.

-Es hora de que tomes una decisión, Rin. Estoy segura que el señor Sesshomaru está esperándote. Él más que nadie quiere tu felicidad -, explicaba; caminando unos cuantos centímetros para sentarse en la roca más cercana -. ¿Ya sabes qué harás? Ya estás en edad para casarte. Además... -, mencionaba; callándose al dudar de la información que conocía acerca de la chica -. No sé....

- ¿Además...? -, preguntaba curiosa al no entender lo que ocultaba su amigo.

-Verás... Escuché una conversación entre mi hermana y Kagome. Cosas de mujeres...

Sentándose sobre el monte, Rin estaba interesada por conocer la conversación entre esas dos mujeres que había aprendido a querer y respetar durante sus años dentro de esa aldea. La joven de piel pálida y de rasgos finos, le había tomado cariño a las dos, quienes siempre la aconsejaban para mejorar sus habilidades de limpieza, cocina y hasta para poder conocer acerca de defensa personal y hasta el uso eficiente de las hierbas medicinales.

La decisión de Rin(AU SesshoRin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora