Capítulo 4: Yohan.

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Escuchándose el golpeteo de la puerta un par de horas después de la partida de Sesshomaru de la aldea. La anciana se despertaba de repente.

- ¡Ayuda! -, gritaba una voz masculina -. ¡Necesito de su ayuda! -, exclamaba al golpear con mayor fuerza la puerta de madera.

Abriendo sus ojos al escuchar a lo lejos la combinación de los gritos de una voz gruesa y las respuestas de la anciana tras abrirle, Rin; quien mantenía su yukata puesta, decide asomarse por medio de su cortina para confirmar qué sucedía.

-Que bueno. Estás despierta. Alístate, partiremos -, expresaba la vieja al verla tras el pedazo de tela.

- ¿Pasa algo malo? -. Preguntaba curiosa, limpiando sus ojos para quitar sus lagañas.

-No estoy segura. Un parto. Trae lo necesario. Trajeron caballos para apresurar nuestro viaje -, explicaba la anciana al caminar en dirección a la puerta.

Obedeciendo las ordenes de la anciana, Rin corría hacia donde tenían las herramientas creadas por la misma vieja. Objetos utilizados para ayudar a las mujeres a traer sus bebés a este mundo.

- ¡Rin! -, gritaba a todo pulmón la mujer al ver que la joven no aparecía.

-Sólo.... ¡Ya casi! -, respondía apresurada. Introduciendo en un canasto todo lo que consideraba necesario. Corriendo lo más rápido posible hacia la entrada de la casa y llegando hacia donde se encontraba la anciana, la chica pudo nota a un varón de cabellera larga y suelta, con una edad muy parecida a la de Kohaku según sus cálculos.

-Buenas noches -, expresó el joven después de una reverencia con un acento extraño -. Debemos partir.

Devolviendo la reverencia y el saludo, Rin se apresuraba a subir sobre el caballo destinado para ella una vez pudo ayudar a la anciana a subir al suyo. Siguiendo el rastro de ese joven de cabellera negra y con un largo muy semejante al de Sesshomaru, la joven no pudo evitar pensar en su amo.

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Varias horas después de su partida, viendo cómo la claridad de la mañana se reflejaba en sus miradas; el joven se bajaba de su caballo.

-Lamento complicarles el camino -, explicaba tratando de tomar aliento -. Mi familia se encuentra es disputa con el terrateniente más próximo a nuestras tierras. No podemos tomar la ruta principal. La batalla comenzó hace más de cuatro meses. Si aparecemos por ahí, nos matarán.

- ¿Quieres que bajemos por este peñasco? -, preguntaba la anciana al observar la mala calidad esa ruta -. ¿La mujer que necesita nuestra ayuda es...?

-Mi madre – interrumpía -. Soy el primogénito de mi familia. Mi padre se encuentra en batalla. Por ello he venido por ustedes -, respondía rápidamente, dándole la mano a la anciana para que bajase de su caballo -. Por favor, mi madre necesita de su ayuda. No confío en las sirvientas que tenemos. Mi tío murió de circunstancias extrañas estando en su casa y me temo que el enemigo desea matar a mi hermano pequeño.

- ¿Cómo sabes que serán varón? -, preguntaba la joven al bajar sola de su caballo, interviniendo en esa conversación.

-Pudiste esperar por mi ayuda, joven... -, reclama algo molesto el joven al sentirse ignorado por el actuar de Rin -. Una adivina predijo que mi hermano menor nacería en este parto.

-Una adivina... -, susurraba Rin al confirmar la existencia de ese tipo de gente como había escuchado de boca de Kohaku.

-Eso no es importante -, intervenía la anciana al creer que no había tiempo para boberías -. Llévanos hacia donde se encuentra tu madre. Si lo que dices es cierto. Pueden dañarla antes de que nazca ese bebé. ¿La dejaste sola?

La decisión de Rin(AU SesshoRin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora