Prologo

635 51 9
                                    

Sudaba en la celda, de pie, moviendo sus manos, concentrado y tratando de olvidar su frustración, maldiciendo a quien fuera puesto ese sello porque era mediocre, una simple pared de roca acumulada en una versión mágica, tan similar a esto que bastaba con ir quitando poco a poco las piedras acumuladas pero tomaba tiempo, tiempo en una tarea tan simple que lo estaba conteniendo en ese lugar y le impedía ir a salvarla, sintiéndose inútil, como el mago mas poderoso retenido solo por mana acumulado a base de sacrificios, escarbando para salir. No pensaba en nada claro, las ansias no se lo permitían, pero de hacerlo, sus pensamientos se podrían traducir en "espera, por favor, aguanta" sin saber como ella se encontraba caminando con ese vestido blanco a la ahorca, donde el guardia cortaba su cabello con un cuchillo y el que era su padre la veía con frialdad, sellando su magia impidiéndole escapar, viéndola con esos ojos que no eran los que alguna vez conoció, al lado de esa niña que tapaba su boca con miedo pero no hacia nada para detenerlo, y recientemente, era reconocida como la hija del emperador y heredera de Obelia.

— Papá...—sus ojos estaban vacíos, clavados en él, aun deseando que todo fuera mentira, un sueño y que como hacia tan solo un año, todo volviera a la normalidad, él la amara como su hija sin tener que reemplazarla, sus recuerdos volvieran y esa bruma de maana oscuro que lo rodeaba desapareciera. Nadie más la veía ¿Por qué no la veían? Lucas se lo había dicho, era porque no usaban magia y los pocos que podían verla, temían a oponerse y ser asesinados como lo habían sido todas esas personas que abogaron por ella. Por eso la noche anterior, Lucas apareció en su cuarto, cuando toda la guardia se movilizaba y Félix la protegía, en la puerta del palacio Rubí con todos aquellos que se pusieron de su lado, "tenemos que irnos, ya no es seguro, el te va a matar, él no es tu padre; eso ya lo cambio por completo" eso fue lo que le dijo cuando hubo un estruendo en él suelo y se escuchaban gritos y lucha fuera del palacio. Athanasia corrió a la ventana, sabiendo quien estaba ahí y sosteniendo el borde, quedo en shock al ver como los guardias de armadura sin emblema, eran atacados con magia que provenía del líder del ejercito que se acercaba, su propio padre que los hacia retorcerse. Las lagrimas no tardaron en aparecer mientras Félix arremetía contra el hombre al que una vez juro lealtad y ahora apuntaba con su espada, recibiendo un bloqueo de su parte, nada de esto visto por Lucas, que tan solo veía su espalda, temblando, no queriendo solo llevársela a la fuerza, pero aparentemente, era lo que tendría que hacer, ella no debía ver esto, solo destrozaría mas su corazón. Apretó sus dientes sabiendo que estaría enojada, no sin antes llegar llorando, pero debían irse; no tenia un plan concreto de donde huir pero sabia que sobrevivirían, nadie podía contra él y Athanasia era una princesa, digna y orgullosa, pero fuerte y capaz ante todo, serian ellos dos contra el mundo, un mundo que a el no le interesaba incluso si a ella sí, y ese era el único motivo por el cual le dolía lo que pasaba, porque a ella le afectaba. "Los dos contra el mundo" para ella nunca seria así incluso si lo amaba, pero para él, no había otra forma; alzo su mano hacia ella, listo para irse de allí, pero nada paso, haciéndolo abrir sus ojos y dejar su rostro pálido, había fallado y eso no tenia sentido, repitiendo el mismo intento varias veces, moviendo sus dedos, chasqueándolos, sacudiendo su mano sin que nada ocurriera, cuando la puerta sonó.

— ¡Princesa!¡debemos irnos! — sonó la voz de Lily, sacándola del shock, de la pelea entre su padre y Félix donde nadie intervenía mientras los demás luchaban entre sí. Volteo en dirección a la puerta, sudando frio mientras una flecha aparecía, camino a su cuello y dándole fuerzas a Lucas para de algún modo, correr a ella, aunque fue la magia que su mismo padre utilizo quien la hizo quedar destrozada, así como luego a muchas otras, llamando la atención del emperador de Obelia desde el suelo, quien subió su vista hacia su hija, mirándola con odio y dándole la oportunidad a Félix, quien apunto directamente a su cuello, irreconociendolo como el hombre a quien había jurado lealtad y el amigo con quien compartió su infancia y a su madre, pero un rayo azul rodeo su brazo, torciéndolo en una manera horrible y arrancándolo, dejando en blanco a Athanasia, quien cayó al suelo, siendo atrapada por Lucas y luego Lily llegando con ella, removiéndola asustada — Princesa, princesa, despierte, por favor — suplicaba ella, mientras que Lucas estaba atónito, sin entender porque su magia no funcionaba, intentando escanearla y ni eso sirvió.

Lazos eternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora