Stenbrough ; One Shots

your sweater

Stanley y Bill se encontraban yendo a una fiesta en casa de Richie, era de noche y hacía algo de frío, el chico rizado no llevaba mucho abrigo, cosa que su amigo ojiverde notó
_ q-quieres mi c-c-campera s-stan? - el ojimiel miró a su amigo, Stan estaba tan perdido en Bill que ni siquiera había notado que todavía no le había respondido - S-s-stan? - Uris, un poco avergonzado, salió enseguida de su trance
- A-ah si, gracias - le sonrío
Ambos amigos siguieron caminando tranquilos hacia la fiesta, donde estaban el resto de los chicos. Una vez adentro, Stan se quitó la campera de Bill y la dejó colgada en uno de los percheros, aunque deseara tanto quedársela y tener el perfume de Denbrough siempre con él.
Mientras escuchaban música y reían por los chistes del bocazas, suena el timbre, a Stan se le fue borrando la sonrisa poco a poco y es que, la persona que había llegado no era nada más ni nada menos que la hermosa pelirroja de ojos claros, Beverly. Uris miraba a su amigo, los ojos le brillaban por ver a su novia llegar, a la cual, por supuesto, recibió con un beso. Ambos se la pasaron pegados toda la noche, mientras que Stan estaba en el baño, no soportaba más sus ganas de llorar y sentía que si estaba un minuto más viéndolos iba a hacerlo ahí mismo. Stanley amaba a Bill desde que eran niños, siempre le tuvo un cariño especial y hasta pensó que podían llegar a ser algo más, pero la llegada de la bellísima pelliroja cambió todo. "En qúe estaba pensando? Por qué alguien como Bill se fijaría en mí teniendo la posibilidad de salir con Beverly? Dios, no puedo creer lo estúpido que fui al pensar que algún día se podría dar algo entre nosotros, es obvio que jamás me va a ver como otra cosa que como su mejor amigo" Uris no dejaba de llorar pensando en esto. Había pasado casi media hora desde que Stan se había ido al baño, por lo que decidió volver a la fiesta para que nadie sospechara ni viniera a preguntarle si estaba bien. Una vez abajo, el rizado decidió que de verdad no podía estar más allí, porque se quebraría allí mismo
- Bueno chicos, debo irme, la pasé muy bien, pero tengo algo de sueño y creo que es hora de regresar
- Sí, yo también tengo sueño - dijo la pelirroja
- T-t-te acompaño a c-c-casa bebé?
- Encantada - dijo ella, depositando un beso en los labios del tartaja
El ojimiel veía la escena, sentía que le estaban clavando un puñal en el pecho, pero todo empeoró cuando Beverly agarró la campera de Bill, la misma que el rizado había usado antes y que tanto adoraba.
Los tres salieron de la casa rumbo a sus respectivos hogares, todos tomaban caminos separados. Stanley veía como su amigo y la pelirroja se alejaban cada vez más, abrazados. Mientras que él caminaba solo, a la luz de la luna, con el mismo frío del principio, solo que esta vez no lo tenía a bill ni a su campera...