Extra I

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*Este capítulo no está desde el punto de vista de Bea*

*Este capítulo no está desde el punto de vista de Bea*

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SABORES

—Me gustaría aprender a cocinar.

Esas palabras simples y sin nada de insolencia fueron las más rara que había escuchado en toda mi vida, soy un cocinero, por lo cual no suena raro que enseñe a cocinar, sin embargo, de todos los que algunas vez pudieron haber dicho esa frase o de la mayoría de personas que creí que dirían la frase, jamás, ni en los sueños más raros que he tenido, podría imaginar a la persona que me lo dijo, si quiera hablándome, lo único que sabía es que no podía ganar su odio, no podía llegar a hacer algo que la molestara.

—Espero serle de utilidad señorita.

Esas fueron mis palabras en ese instante. He cocinado en esta casa por años, por lo que espero que el Lord no se moleste por los berrinches de su hija.

Lleve variedad de ingredientes para que entendiera la diferenciación, mientras le explicaba como pueden y no unirse los ingredientes, ella tomó cada uno con seriedad, revisó, miro, olió y probó cada uno, dándoles nombres que no entendía.

También con un poco de fruta tarín, más algo que llamó levadura, logró crear panes esponjosos, lo que llamó levadura tuvo que ser fermentado y creí que sabía horrible pero el sabor fue totalmente diferente a lo que imaginé, mi asombro a las mezclas raras que ella creaba era poco, tomo anab (bananas), vulas (uvas), xarai (manzanas), orae (peras), las mezclo con miel y queso simple de bistan, el plato se veía elegante, su sabores combinaban, no era hostigante, los sabores ácidos se unían con los dulces, más un poco de los salado del queso simple, era perfectamente combinable, note también que la señorita jamás se negó a oírme o gritarme al darle instrucciones de cómo se comía cada fruta y verdura. Despues de un tiempo viniendo seguido, ya estaba acostumbrado a que mostrará comidas diferentes en algunas ocasiones, mi conocimiento también se amplió, recibiendo muchos elogios, algunos los creí inmerecidos, la señorita fue él quien lo creo, también recibí lo que puede ser el mayor orgullo de un cocinero de la nobleza, fui llamado para ser parte de la cocina real, un privilegio casi único, para la mayoría de cocineros ser llamado cocinero imperial, ganaría títulos de la nobleza y terrenos, no obstante me negué, no era orden imperial sino una petición, decidí quedarme al lado de la señorita dónde podría crear nuevas recetas, aprender y desarrollarme como cocinero, al terminar también escribí que aceptaba jamás volver a ser llamado para ser cocinero imperial, enviando mis disculpas más de una vez en una carta donde expresó que no puedo ser o tener ese recibo por mi falta de conocimiento. Yo sabia que tambien negue ese trabajo por los recuerdos que me traia aprender con la señorita.

Estar con la señorita me recordaba a mi niñez, mi madre era cocinera de un pequeño restaurante, su mayor orgullo eran sus recetas, los aventureros compraba seguido, mi madre preparaba todo cada semana hacia platillos solo uniendo ingredientes creó algunos sabores deliciosos también otros no tanto, cada uno era probado por mi, ella mientras lo preparaba no tomaba las cosas de manera usual, los olía, palpaba y mezclaba probando cada combinación, una vez me dijo: "en la cocina como en la vida, debes probar hasta encontrar los sabores más deliciosos" en ese tiempo jamás llegué a imaginar lo importante que sería esa frase, pase por aventurero, no obstante jamás fue lo que más me gustó hacer, dure muy poco, para despues reabrir la tienda de mi madre, comencé con platillos simples, hasta que empecé a cocinar como mi madre lo hacía, tuve muchas malas comidas, pero también gracias a ellos cocine aún más platillos deliciosos, un día vino un aventurero que se veía más elegante que los demás, su porte y su modo de hablar, todo daba en el aura de un noble, le iba a servir mi mejor comida, lo que no imaginé es que pidiera el platillo que había creado poco antes, el después de comer me miró por bastante tiempo hasta que no parecía notarme y simplemente hablo "se el cocinero en mi casa", claro que acepte y empece una muy extenuante pero bien avida labor como cocinero de la cada, ahora, después de tanto tiempo, me alegra estar y tener un recuerdo de mi madre en mi pequeña compañera de cocina.

El reencarnado. ¡ ES UNA VILLANA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora