Undecimo despertar

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Sigo incredulo de que han pasado casi dos años desde que llegué a este mundo, es tanto que me parece ilógico la forma en la que me adapte a ello. 

Como ahora que me encuentro en la fiesta por el décimo cumpleaños del príncipe. Es el evento más esperado por las garrapatas de los reinos.

Aunque las votaciones son válidas en la mentalidad de todos esta de forma contundente que el próximo rey es Dylan, el preferido de los dioses.

Toda la nobleza fue invitada, hasta los villanos recibieron una invitación.
Pero como fiesta de la nobleza todos están divididos en grupos, ya sea por la cercanía de las tierras o el favor que desean conseguir, no vagaran si no que atacarán como víboras en un jaula llena de conejos.

Los niños por su parte no se despegaban del príncipe, pese a que su mentalidad es más simple no cambia el hecho de que repiten las acciones de sus padres. El príncipe que no era diferente a ellos, sólo sonreía como su padre dando serenidad a quien lo viera.

En cambio nosotros intentamos pasar desapercibidos entre el pequeño escuadrón infantil, solo caminamos y nos sentamos lejos de la multitud.

Melody era igual que nosotros, no corría a saludar al príncipe, aunque el motivo es que espera a Alfredo, el cual ya debería estar aquí.

—Quizás este cansado, no hay que sorprenderse si no —la frase que continuaba tuve que masticarla por que entre el gentío intentando que no lo noten. Solo que fallo y algunos nobles lo interceptaron, se mostró tenso y rígido.

—Alfred —nombró Melody en busca de llamar su atención, lo que por fortuna fue suficiente para que el se acercara a nosotros con un gesto aliviado.

Que el príncipe también escucho y gesticulo un tipo de seña en busca de ayuda, pese a que desee ayudarlo no tengo energía suficiente así que fingo ignorarlo.

Puede que note como lo ignore y deja de hacer la seña, se concentra en el casi interminable multitud, como organizador debe recibir a todos sin excepciones.

Hasta que se escucharon los pasos del rey, todos miraron al imponente ser mientras la capa en hilos dorados ondeaba a cada paso.

Junto a él impidiendo cualquier acercamiento tenia dos asistentes y dos soldados, fue directo al centro del salón donde todos lo verían y se paro con tal dignidad que pensé por primera vez lo increíble que era verlo esta imagen  en persona.

Dylan aprovecho esa oportunidad para escabullirse y acercarse a nosotros.

—Bea ¿por que no me ayudaste? —me cuestiona con enojo.

—No lo note — intento responder de manera casual, para que no note que en realidad lo ignore.

—Mentirosa —alega de forma rápida.

—… — sin saber cómo contrarrestar esa afirmación eligo callar.

Y para mí suerte antes de que el príncipe tuviera la oportunidad de continuar su queja fue nombrado por su padre.

Lo que remotamente llegue a imaginar es que al igual que en el juego durante el tiempo que camino parecía que mágicamente salían flores artalia*1, en el juego era una de las flores del príncipe, pero verlo en la realidad es extraño.

Al estar frente a su padre su acuclicha y presenta una reverencia formal. Todo esto a mi parecer muy pretencioso para una fiesta infantil.

El rey le pide que se levante y con la ayuda de uno de sus caballeros le entrega una caja decorada con lo que parecía ser hilos dorados, cada detalles que observó desde aqui parece ser exquisitamente elaborado.

El reencarnado. ¡ ES UNA VILLANA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora