Existir
Aquel minuto partio mi alma,
la falta de fragancia,
de deseos y de calma,
¿Qué puedo pedir a esta distancia?
Hasta la altura de la caída es un problema.
No puedo insinuar mis dudas,
no puedo insinuar mis penas,
soy un robot en linea curva,
que tropieza al filo de la verma.
He perdido aquellos placeres,
incluso los que me hacen hombre,
pierdo coherencia en explicaciones,
dandolas solo para ser libre.
Quisiera averiguar mis sueños,
porque los anhelos los voy perdiendo,
los pilares se han vuelto pequeños,
aquellos que mantenian mis sentimientos.
No bebo la dicha del amor,
mucho menos reconozco el sexo,
ya no difiero el pudor,
mucho menos saboreo el deseo.
Desearía sentir el frío,
aquel amigo que frotaba mi llanto,
aquel amigo que compartia mi destino,
que recordaba la malicia en cada momento.
He dejado de caminar tanto,
mis pasos han perdido motivos,
no encuentro paz en el campo,
mucho menos siembra en mis cultivos.
¿A dónde me dirijo? me pregunto...
¿A dónde me dirije mi cuerpo?
¿Será que busca mi alma por el mundo?
¿Y cuando la perdio? no lo entiendo...
La azotea me lastima todo el día,
y la base se volvio más pesada,
no hay equilibrio ni barandillas,
me voy a caer... y no encuentro ayuda.
¿Qué hago en la muchedumbre?
es ilogico que me perciban a esta altura,
nunca logre ser hombre,
mucho menos logre a tener cordura.
Estoy en un espejo irreverente,
trasluce mi desdicha y mi paz,
nunca logre hacerme frente,
mucho menos ante mi estupida faz.
¿Dónde estan los logros?
Me pregunto en el silencio del día,
¿Dónde estan los trofeos de los ancianos?
esos que dijeron que el esfuerzo rendia frutos.
¿Dónde se fueron las noches de desvelo?
esos que bloquean mis sueños.
¿Dónde estan las sabanas en mi cuerpo?
a dos pasos ya me parecen muy lejos.
He perdido el alma en 2 decimas,
y 4 más me recuerdan mi vida:
"No estas hecho para la cima,
1 más y estaras debajo de tierra".
¿Qué puedo decidir ahora?
si no controlo mis parpadeos,
hata el llanto es ineherente en esta cola,
una fila de humanos descartados.
Quisiera recordar el hecho el vivir,
de poder percatarme de la lluvia,
de no ignorarla en su deliz,
y lograr empaparme con su vida.
Quisiera sentir la arena,
aunque la odie y la deteste,
es mejor sentirla encima,
a seguir siendo un cuerpo inerte.
No se a donde me dirijo,
y no tengo fuerzas para remediarlo,
me quedo quieto y fijo,
estoy cansado de intentarlo...
Voy dejando de existir,
poco a poco y comprendo,
que la vida es una lucha inverosimil
y que la guerra la estoy perdiendo.
Lo siento,
por los hábitos incomprensibles,
lo siento,
por los deseos inútiles,
mi cuerpo sólo se defiende de mis decisiones,
es mejor la retirada que la resistencia,
es mejor la huída que esta falsa existencia.
Sabines
