Capítulo Dos

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Ya se veía la capital del frío desde el avión.

"Y aterrizaaaaamos", se dijo Mina para si misma. Se quitó los cascos y se guardó el móvil en el bolsito que llevaba.

Toda la gente empezó a levantarse de sus asientos, así que ella hizo lo mismo.

Se formó la cola que odiaba, avanzando a centímetros por segundo. Al fin salieron del avión.

Mina estaba contentísima.

Todos fueron a la sala de las facturaciones y esperaron y cogieron sus maletas.

Dan y Mina se sorprendieron, pues no estaban las cintas que le habían puesto a las negras maletas para no perderse.

Dan cogió la primera que vio, y a Mina solo le quedó una opción. La cogió y se fue para la salida.

Los dos se encontraron en la lejanía, y Mina pensó en hablarle a esa melena con piernas, pero cuando se disponía a acercarse, ya no estaba.

Dan cogió un taxi, le dio la dirección al Mine, hotel un poco apartado de la capital, y se volvió a poner su música. A la media hora llegaron, le pagó al taxista simpático y se bajó.

Qué recepción, qué recepcionistas, ¡qué lujo! Todo aquello era muy bonito. Se dirigió al mostrador y preguntó por las llaves de su habitación, la 22 de la planta 9. Se las dieron y subió por un ascensor de la categoría del hotel.

Poco después llegó a su habitación y se dispuso a dejar sus cosas bien puestas.

Abrió la maleta y se encontró discos y más discos de grupos mediocres y no muy comerciales, seguidos de un libro y faldas y camisas monas y de esos grupos medio malos que no se había parado a escuchar nunca, ropa interior bastante sexy, y en la esquina un papelito decorado con conejitos dibujados estilo minimalista que ponía "si se encuentra, retornar a Mina Deen" y un número de teléfono. Rápidamente llamó para ver si por algún casual la encontraba.

Mientras, la pelirroja, feliz, ya en su hotel, también se dispuso a dejar sus preciados CDs y su ropa en el armario del Sunset Rise, un hotel en el centro de Oslo. Abrió la maleta contenta y lo único que vio fueron chaquetas de cuero, pantalones pitillo negro y camisetas de grupos con logos que parecían hechos de palos. Le llamó la atención un CD de los Five Finger Death Punch, porque había escuchado dos o tres canciones y le gustaban bastante. No había ninguna tarjeta ni identificación de ningún tipo, y se dispuso a llamar al aeropuerto a ver si encontraba su maleta cuando recibió una llamada de un número que no conocía.

- Sí? - contestó la irlandesa pecosa.

- Hola, Mina Deen? No nos conocemos, pero creo que tengo tu maleta... Hay muchos discos de grupos como Brand New y Extreme. Eh, ¡te gusta el rock! - Dan intentó ser majo, y funcionó.

- Ah... Sí, sí! Lo siento muchísimo, a lo mejor me equivoqué... Por cierto, ¿Tiene una cinta azul?

- Em... No he visto ninguna cinta. ¿La mía una roja?

- Tampoco... Bueno, al menos sabemos que nuestras maletas no están perdidas por ahí - Mina rió por un momento, pero lo dejó al poco tiempo.- Y tendríamos que vernos para darnos las maletas, ¿no?

- Sí...- Dan no había caído en eso y se preguntó cómo sería la chica con la voz dulce y mona- He buscado por internet y el museo de barcos vikingos está muy bien... ¿Nos vemos esta tarde allí? - Dijo lo de los vikingos porque los adoraba, básicamente, no porque supiera más lugares de Oslo.

- Me parece bien, ¡sí! ¿ahí a las cinco?

- Claro. Hasta las cinco entonces. ¡Adiós! - Dan sonrió para si mismo y colgó.

Le gustaba esa pequeña parte de la tal Mina. Su voz era dulce y relajante y parecía delgadita por la ropa que había visto en su maleta. Intentó no acordarse de la ropa interior, pero hubo un conjuntito de flores que le recordó muchísimo a Ann. Rápidamente se lo quitó de la cabeza. Ann era pasado y ese conjuntito no le importaba lo más mínimo. Se sentó para aclarar la cabeza e intentar olvidar a la rubia con labios rojos que lo volvía loco a pesar de todo.

Mina se apartó el teléfono de la oreja y vio un mensaje de Berry: "Hey zorra, a ver si ligas un poco y me sacas de pobre jajaja! ¿Qué tal te va por ahí?" Mina se rió y le contestó: "Oh, Berry, siempre tan maja..., pues muy bien! Y como te voy a sacar de pobre a ti, si tienes un padre que te lo compra todo! En todo caso sería al contrario, boba. Ya te contaré. Hay novedades."

Dicho esto se tumbó en la cama para descansar un poco y relajarse.

{EN PAUSA} Maletas color felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora