ପ Única parte.

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De camino al túnel, hubo un momento dónde recordó todo lo que vivió en esos meses. Estar en el CNI le aseguraba un tipo de protección, muchas más oportunidades en cuanto armas y negocios, además de la posibilidad de desaparecer a obstáculos que se atravesaran en el camino sin tener tantas consecuencias, pero sus planes de derrotar a todas las organizaciones de la ciudad tuvo que ser dejada de lado, tenía un nuevo problema.

Suspiró y siguió su camino, sus manos apretaron el volante y escuchó atentamente las indicaciones de Conway. Tomó la posición asignada mientras respondía tranquilamente a las preguntas cortas que cada miembro hacía, sus manos parecían estar deseando estar ocupadas y dejó su arma ahí, apuntando en diversas partes alegando su falta de experiencia con aquel artefacto o que estaba verificando que todo estuviera listo.

Sabía quiénes estaban en aquella mafia, lo que no sabía era sus lugares dentro de ésta y los miembros que se presentarían en ese momento, fue ahí que temió encontrar a la persona que amaba. Su rostro oculto impidió que los recién llegados vieran sus ojos revoltosos, analizando la figura de cada uno para confirmar sus sospechas, no tardó nada en empezar la conversación.

La mitad de su mente parecía captar el punto de aquella reunión, escuchaba la conversación que mantenían las dos personas que acordaron la reunión mientras que la otra parte quería distraerse con lo primero que encontrase, fue de gran ayuda que los del bando contrario lanzaran pequeños comentarios burlones para contraatacar.

Armando.

Sus pensamientos fueron interrumpidos, las voces fueron bajando de volumen hasta convertirse en susurros, se alejó para poder visualizar al superintendente acercarse a un hombre armado y con la cara cubierta, y fue ahí que su corazón dio un giro amargo cuando notó un peculiar sombrero que él conocía demasiado bien.

Se acercó, queriendo escuchar la voz del mafioso y cuando lo logró, un nudo en su garganta se hizo presente aunque no entendía del todo la reacción de su cuerpo. Él conocía que su amigo estaba metido en eso, de hecho fue él quién descubrió el apodo con el que trabajaba de forma sucia y se dedicó a acercarse más hasta entrar al taller con todos los mecánicos, alguno que otro parecía tener una relación de bastante confianza con el jefe y subjefe, llenándolo de curiosidad. Pero encontrarlo en ese momento, hablando con su cabeza alzada en alto y enfrentándose sin miedo a su compañero del CNI fue demasiado para él.

Pensó demasiado, por un período de tiempo que le pareció interminable, aunque probablemente solo ocupó unos escasos minutos. Y en los cuales, sin darse cuenta, todos se encontraban retirándose las máscaras, revelando sus identidades por primera vez, y lo vio. Su rostro sereno, los ojos verdes en dirección a Jack y su boca abierta soltando respuestas que el contrario buscaba. No sabe cómo fue que su fuerza de voluntad creció, pero no pareció importar que supieran su persona, aún a sabiendas de que ponía en riesgo a toda la SL, cuando terminó dando la cara, fue que sintió una mirada encima suya.

Hizo lo mismo.

Armando le miró fijamente, podía darse cuenta de la mezcla de emociones en sus urbes verdes y quiso encogerse en su lugar, desaparecer por un momento. Inconscientemente se fue acercando, perdiendo la posición, la cual, los demás también parecieron olvidar al moverse para amenazar, y se pocisionó cerca de su más querido amigo.

No le dirigió la mirada, pero este parecía no desconfiar del todo cuando lo dejó a su costado para continuar escuchando, su cabeza daba vueltas y, en un desesperado movimiento, sacó el celular lo más discretamente posible.

"¿Matamos a todos y nos vamos?"

"¿Qué cojones haces aquí?"

La respuesta lo hizo sonreír un poco, era un momento tenso pero siempre podía olvidarlo por un momento si Armando se encontraba a su lado, miró de reojo a todos para asegurarse de no ser visto.

🈀۪ ; ⌜ HURT LIKE HELL ⌟ ⊹˚ ᵃʳᵐᵃⁿᵈᵒ ᵗʳᵘᶜᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora