۪ ༘۪۪⃕۫۫݊݊⃟⃟⃟۵༷݈Deseo Familiar..

۪ ༘۪۪⃕۫۫݊݊⃟⃟⃟۵༷݈۟Hora de dormir

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──Papi..!~─ llamó un pequeño argentino a su padre, sacudiendolo un poco en un intento de despertarlo ──Papi, no puedo dormir── susurró, eran las 3 am y el infante había tenido una pesadilla, tenía en mano su conejito rosado y cubría un poco su rostro con la capucha de su traje enterizo de gatito gris.

España estaba completamente rendido en la cama, había sido un pesado día de trabajo además de haber tenido una de sus múltiples discusiones con su esposa, estaba agotado. “Argentina” tenía lágrimas amenazando por salir de sus dorados ojitos ¿Por qué no iba con su madre? Luego de la discusión, se fue a beber, como siempre.

Él hizo todo lo posible para despertar a su tutor, le golpeó el rostro, sacudió su cuerpo, trató de gritarle en el oído despacito pero nada funcionó. Terminó optando por rendirse acostarse a su lado apoyando su cabeza en su espalda, soltando un profundo suspiro y aferrándose a sus prendas, miraba con terror la oscuridad de la habitación ¿Qué habría de estar ahí? ¿Qué clase de monstruos con distintas intenciones habría? Eso le dió mucho más temor.

Escuchó a su padre soltar un quejido y sintió como se volteaba hacia él para abrazarlo, cosa que aprovecho para acurrucarse en sus brazos y rodear su cuello con sus brazos, sintiendose más comodo y protegido así.

──Mgh Italia. . .lo siento,mi amor~── Escuchó como le decía su padre, rodeando su cintura para realizar algo de presión y acercar más ambos cuerpos.

──¿Qu-qué? ── Tartamudeo sin entender que hacía su padre, que por lo que pudo ver aún estaba dormido ¿Estaba siendo sonámbulo?

El mayor colocó su cabeza entre el cuello y los hombros del infante para repartirle besos suaves, cosa que hizo soltarle pequeños suspiros al chiquito. No quería hacerlo pero por alguna razón aquellos besos le producía hacer eso “¿Por qué está pasandome esto? Cuando besaba sus mejillas y su frente no pasa nada” se preguntaba.

──Te amo..~── Le susurró en el oído el mayor con una voz grave, con un tono que nunca escuchó; lo conocía feliz, enojado, triste pero.. no lograba reconocer como estaba ahora esta vez. Las venosas manos de este comenzaron a acariciar la pequeña cintura y parte de su espalda, se sentía incómodo, no sabía cómo reaccionar ante tal muestra de de “cariño”, pero no sé movió, su papi solo quería demostrarle su amor fraternal ¿Verdad?

──Yo también.. ?── Contestó dudoso, aferrándose a él para intentar dormir nuevamente.
Lo último que sintió fueron las caricias bajar  sus piernas y como las colocaba al rededor de su cintura y la respiración del mayor chocar contra la suya, pero nada más que eso, afortunadamente el resto de la noche fueron solo ronquidos por parte de ambos.

Los primeros rayos del cálido sol iluminaron la habitación, el canto de los pájaros le daba un ambiente tranquilo a la mañana, cosa que agradecía España, era una linda manera de despertar después de aquel sueño húmedo que tuvo con su pareja, aunque no le produjo nada en su cuerpo “que extraño” pensó.

A pesar de aún no haber abierto sus ojos, sentía una fina figura entre sus brazos. Creyendo que era su pareja, le dió un beso en su frente y le susurró un “buenos días” en su oído.

──Mgh.. buenos días papi.. es temprano── Le contestó cierta voz aguda ¿“papi”, qué? Abrió un poco sus ojos notando la presencia de su niño menor.

──¿¡V-Virreinato del Río de la Plata!?── exclamó sorprendido, dejando el abrazo con brusquedad para alejarlo. Esto asustó al niño, el cual abrazó a su peluche utilizándolo como “escudo”── Dios crío-, lo..lo siento, no quería asustarte solo.. ── trató de acercar sus brazos al niño pero fue rechazado. El español estaba muy alterado, era consciente de su sonambulismo y por el sueño que tuvo temía haberle hecho algo fuera de la raya a su retoño.──..solo ve a desayunar

Fué lo único que logró salir por sus  labios, la colonia solo asintió y corrió fuera de la habitacion perdiéndose de la vista de su padre.

──Mierda, mierda ¡Mierda!── Insultó cubriendo su rostro con sus manos, tomando asiento en el borde de su cama. Miles de preguntas  rondaban en su cabeza ¿En qué momento, cuando, por qué, hasta dónde llegó? Dios se sentía un asco.