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Había un hermoso atardecer morado, con algunas nubes rosadas acompañando con nada de viento, una tarde preciosa y perfecta para salir. España se encontraba sentado en una reposera cuidando a sus hijos; México y Argentina, quienes jugaban corriendo por aquel gran y amplio patio decorado por rosales.
El menor era perseguido por su hermano mayor corriendo con velocidad, ambos soltaban risitas que volvían la situación más cálida de lo que ya era, todo era tan lindo... A no ser por aquella piedra que se interpuso en el camino del Argentino, piedra que no vió, piedra con la cuál tropezó, piedra con la que calló.
──WEY CUIDAD- ou. . . ── exclamó antes de ver como el otro caía al suelo, por suerte gracias a sus reflejos puso sus brazos delante de su rostro para evitar golpearse la cara, pero la caída fue tan seca que se pegó una buena raspada en sus codos y rodillas.
El silencio se hizo presente, México y España corrían a su niño para ayudarlo antes de que él comenzara a llorar, pero ya era demasiado tarde. El llanto del argentino empezó a sonar con fuerza mientras que este lentamente trataba de ponerse de pié con debilidad.
Fué tomado por la cintura por su hermano para ser cargado en sus brazos, sosteniéndolo por debajo de los muslos mientras el rodeaba su cuello con sus bracitos y su cintura con sus piernas, escondía su rostro en el pecho de este soltando fuertes sollozos por el ardor que tenía, para empeorar la situación, su piel era demaciado delicada, después de todo era un niño, así que imagínense; el dolor se retriplicaba y la sangre no tardó en brotar de su cuerpo.
──Ay corazón no llores, shh shh~ ya pasó ¿Si? México está aquí, te va a cuidar── dijo tratando de calmarlo, acariciando su espalda para consolarlo.
──Os dije que no corrieran! Nueva España, id a sentaos,ya── Ordenó España antes de correr dentro de la casa. El adolescente algo hirritado por el nombre con el que lo llamó, obedeció y se sentó en la misma reposera donde su padre estaba antes.
Ya estando sentado, dejó al infante en su regazo y lo separó de él para poder secar sus lágrimas y besar todo su rostro evitando sus labios, obviamente. Aunque su acción hizo recordarle lo que se había propuesto intentar horas antes cuando veía las películas ¿De qué estoy hablando? Bueno, en la mañana de ese día él argento se la pasó mirando maratones de películas de princesas Disney, y el hecho de que los personajes de besaran llamó su atención y se dijo a si mismo que iba a tratar de imitar sus acciones, después de todo ¿Qué tiene de malo una muestra de cariño a su hermano mayor?
Agarró sus mejillas y acercó su rostro al de él, para si en un abrir y cerrar sus ojos terminar acercando su rostro a el de él; besándolo.
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۪ ༘۪۪⃕۫۫݊݊⃟⃟⃟۵༷݈Deseo Familiar..
FanfictionOh pequeño. . .soy un enfermo y tú el que me vuelve loco