Cosas de Niños

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N/A: Sé que debería estar escribiendo el capítulo de Entre Cartas pero me encontré con esta súper idea en Facebook que me dije que debía escribirla a como dé lugar.

Espero les guste este pedacito de mi corazón.

Cosas de Niños

En el instante que salió del vientre de su madre Lucius Malfoy fue bendecido al nacer en el seno de una familia sangre pura. Con tan solo horas de vida ya era heredero de una gran fortuna, de un buen nombre y de un pesado legado familiar. La vida siempre le había sonreído, tuvo signos de un gran potencial mágico a corta edad, estaba rodeado de amigos de buen nombre, con solo chasquear sus dedos podía tener lo que sus finos labios pidiesen.

Al crecer y entrar a Hogwarts se sintió grande al ser llamado Slytherin. Se rodeó de solo lo mejor de su casa, señaló a los que debía señalar y rio de quienes debía reír. En sus primeros años tuvo las mejores notas y siempre se mantuvo en el cuadro de honor.

La vida le sonreía al joven heredero y se aseguraba de disfrutar y de mostrarles a todos lo genial que era ser un Malfoy, todo hasta aquél fatídico día. Una bola de Gryffindor ruidosos y vulgares había entrado a Hogwarts para estropear su perfecta vida estudiantil.

Lily Evans una pequeña sangre sucia Gryffindor había entrado para arruinar su glorioso momento académico. Ella tenía brillante cabello rojo, pecas en las mejillas y una mirada verde que te hipnotizaba nada más al verla. La niña se había encargado de romper cada uno de sus records académicos. Lucius veía rabiando como sus notas pasaban a un vulgar e insignificante segundo lugar.

Desde ese año Lucius estudió como nunca antes asegurándose de poner límites imposibles para la pelirroja pero grande fue su decepción al ver que con bastante facilidad la chica superaba esas notas, año tras año.

No todo fue malo, con la entrada de la pelirroja un pequeño chico mestizo había entrado en Slytherin. Al comienzo se aseguró de mantener su distancia para evitar tentar su buena fortuna e incordiar a su padre juntándose con tal persona. Pero a medida que el tiempo fue transcurriendo Lucius encontró en Severus Snape una mente brillante destinada al éxito, una compañía amena para tardes tranquilas y una amistad sincera que realmente necesitaba entre tanta hipocresía. Se sintió aliviado cuando fue Severus quien superó sus notas en pociones y no Lily -sangre sucia- Evans.

Se metió por primera vez en problemas en Hogwarts cuando en su último año defendió a Severus del trio de papanatas que se aseguraban de incordiarlo día tras día. Su padre, como era de esperarse, lo reprendió de manera física y verbal pero aunque aquél momento fue trágico en su adolescencia no consiguió que se arrepintiese de sus acciones. Solo sirvió para que su amistad con Severus Snape se volviese inquebrantable.

Tras su salida de Hogwarts su vida fue un constante vaivén entre fiestas de alta sociedad, conocer buenas brujas sangre puras para escoger a su futura esposa, sus estudios superiores y su constante preparación para ser el siguiente en la línea de sucesión de los Malfoy.

Estaba listo para casarse con la mujer que sus padres designasen hasta que la vio y supo que por ella renunciaría a ser un Malfoy si su padre no la veía digna.

Narcissa Black era una muchacha que se mostraba dócil ante los allegados a su familia pero tras sus irises azules mostraba una rebeldía lista para salir, una inteligencia digna de admirar y una locura característica de los Black. Fue inevitable que Lucius se enamorase de ella.

El cortejo no fue sencillo, por más que sus padres estuviesen encantados con su elección y los Balck se viesen gratamente sorprendidos por su interés Narcissa, ella era todo menos fácil. Sonreía a todos menos a Lucius, era amable con cualquier ser cercano a ella menos con el rubio, era sumisa y delicada con sus amigos pero con Lucius... con él era rebelde, quisquillosa, odiosa, molesta y detestaba los aires de superioridad del rubio y no le importaba demostrárselo.

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