Subieron a los pequeños a una camioneta blindada negra, al estar dentro Sara se lanzó hacia Natanael y los abrazo con fuerza mientras ella lloraba, el solo miro hacia un punto fijo. Los hombres se subieron, la mujer se fue adelante para que pudiera ella manejar. El chico hablo, pues apenas tenía diez años, y la pequeña Sara tenía seis.
-¿Que harán con nosotros?- dijo el, mirando hacia enfrente.
-Tus padres los vendieron- el ignoro eso, nunca supo en que trabajaban sus padres- la niña ira conmigo, tú irás con Roger.- el chico miro al hombre
-¿Nos van a separar?- preguntó mirando a Sara quien ya se había quedado completamente dormida. Giró su cabeza para mirar al hombre.
-Así es, tú irás a vivir en Nueva York y ella se ira conmigo a Holanda- los ojos del chico se llenaron de lágrimas, Sara era ahora su única familia, y al final la separarían de el.
-¡Usted no puede hacerme esto!- grito mirando al hombre- es mi única familia, ¡no puede hacerme esto!
- En eso quedamos con tus padres- dijo con toda la calma del mundo.
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Los chicos habían dormido todo el vuelo, hacia Nueva York, ese día, Natanael, se prometió a si mismo que encontraría a Sara, pasara lo que pasará, en la encontraría.
Bajaron del avión y se montaron a otra camioneta. Llegaron a una gran casa. El hombre los miro sin expresión alguna en el rostro.-Tienes que bajar, aquí es donde te quedarás tu niño- el miro a Sara quien al instante se giró a verlo con el ceño fruncido.
-Iremos los dos ¿no?- dijo con una dulce voz, el los miro y las lágrimas no tardaron el venir.
-Lo siento princesita,- suspiro- tengo que irme, es por nuestro bien, estarás bien lo prometo- un hombre entró ala camioneta y jaló al chico por la camiseta, Sara se aferró a su brazo.
-¡No te vallas, por favor no, dijiste que nunca nos íbamos a separar, prometiste que me cuidarías! ¡¿Por que te vas?!- el hombre jalo de nuevo y Sara lo tomo más fuerte, con lágrimas en los ojos- ¡Nata! ¡No por favor!- el logró zafarse del hombre y la abrazo, la apretó en su pecho.
-Te quiero tanto, te prometo que te encontraré- el chico se soltó de ella y salió de la camioneta, con lágrimas en los ojos y el corazón echo pedazos, Sara gritaba y pataleaba. Pero nada hizo que el chico volviera a ella.
Ese mismo día, llegaron al que sería su nuevo país, y a su nueva casa. Se prometió a si misma que no des descansaría hasta encontrarlo.