DÍA #01: No, Come Back!

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—Entonces... Esto es un adiós...

Se suponía que eso era.

Después de años de una intensa rivalidad amistosa, aquí se encontraban, frente a frente, ladrón y detective, mirándose por última vez, en aquel lugar donde se habían conocido un lejano primero de abril, diciendo adiós por última vez.
Porque ya no existía motivo para volver a verse.

Finalmente, después de años luchando, de tantos fracasos e intentos fallidos, de tantas caídas y calles sin salida, de búsquedas incansables, de información reunida, de alianzas impensables, de eventos cercanos a la muerte, de sangre, sudor y lágrimas, aquello que los había atormentado por años finalmente se había ido.

La organización negra había sido eliminada, erradicada, y junto con ella todas aquellas subdivisiones que la conformaban.

Snake y su banda eran una de ellas.

Sin un peligro inminente, con Kudou finalmente regresando a su cuerpo original y KID encontrando a Pandora, toda razón, motivo o circunstancia por la cual pudieran llegar a verse ya no existía, así que lo último que quedaba era decir adiós, decir adiós para nunca más volverse a ver.

—Lo es Meitantei...

Y, por alguna razón, el hecho de saber que nunca volverían a verse dolía como el maldito infierno.

Aunque, en el caso de Kaito, él sabía perfectamente el porque de su sentimiento de aprensión, de ese inexplicable dolor, de ese vacío que llenaba su corazón hasta casi romperlo. Porqué, ese sentir, ese malestar, eran regidos por una única verdad que había sido negada durante mucho tiempo y, ahora, no había forma de remediarlo.

Porque, dicho dolor, era la consecuencia del saber que nunca más volvería a ver a la persona que amaba. Ese dolor era provocado por despedirse de ella sin siquiera haber intentado estar a su lado, de confesar sus sentimientos, de luchar por su amor, de no haber hecho nada al respecto.

Tampoco es como si hubiera tenido oportunidad alguna. En parte ese había sido el motivo del callar sus sentimientos. El saber que él ya poseía a alguien más en su corazón, alguien que lo amaba con la misma intensidad que él la amaba a ella, alguien que lo esperaba con tanto anheló, alguien con quién estaba dispuesto a compartir el resto de su vida… aquello fue más que freno suficiente para no atreverse confesar sus sentimientos.

Y, por más que deseara hacerlo, ahora era demasiado tarde para ello.

—... Fue divertido mientras duro— una leve sonrisa se poso en los labios de KID.

—Si, lo fue— dijo Kudou sonriendo de igual manera.

Pero esas sonrisas, regaladas con cariño, cayeron rápidamente. Había tantas cosas que deseaban decirse, pero era tan difícil, tan doloroso expresarlas, que sus mentes sé encontraban en completo blanco, sus voces se había perdido y su voluntad flaqueaba obligándolos a no llegar a soportar la presencia del otro. Porque el tenerse tan tentadora y dolorosamente cerca solamente hacia más pesado y sofocante el ambiente de esta cruel y vil despedida.

—Kaito...

—Shinichi...

Sus voces resonaron como una sola, siendo guiadas por el viento para que sus propios nombres fueran escuchados mezclándose entre ellos. Sus miradas se alzaron encontrándose en un punto medio fundiendo, por primera vez desde el inicio de este último encuentro, el índigo con el zafiro. Y, por un momento, todo alrededor se desvanecido, solamente existían ellos dos diciéndose, sin necesidad de palabras, todo aquello que anhelaban.

Diversas Formas de Amar [Fictober 2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora