Troisième

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─¿Me estás diciendo que te ofreció trabajo así a las buenas?.─ no le hacía falta levantar la mirada para saber el tipo de expresión que tenía Lolito del otro lado de la barra.

El pequeño bar estaba lleno por algún par de cabezas distribuidas entre las mesas, sin embargo, el ambiente era el mismo de siempre, calmado y confidente.

Por eso mismo era el único lugar para beber al que asisitia, no había tíos borrachos gritando o haciendo escándalo, sólo el ligero sonido del hielo tintineando contra las copas y los débiles murmuros del resto de las conversaciones.

Eso y que la persona que le servía su trago era un amigo desde hace tiempo.

Uno bueno, uno que no le haría lo mismo que...

El sonido de la campanilla de entrada lo hizo salir de sus pensamientos.

Giró el rostro desde sus brazos cruzados, curioso de ver quien entraba.

Sin embargo, no conocía de nada al pelinegro de lentes que cruzaba el umbral en ese momento, se removió de su posición y se enderezó en su banquillo.

─Lo hizo... ¿le conoces?.─ los ojos brillantes con los que el contrario parecía apreciar al nuevo no pasaron desapercibidos por él.

Apesar de que el bar de su amigo estaba en muy buen sitio, los clientes que no eran frecuentes escaseaban.
Se podría decir que se había vuelto un lugar casi exclusivo en un acuerdo silencioso con el tiempo.

─Ha estado viniendo por un par de semanas, tomaba un trago apenas abría, hablábamos por unos minutos y se iba, pidió la vacante que tenía y la verdad me pareció deslumbrante desde que lo vi... no podría rechazarlo.─ si bien el chico que se había acercado ahora hasta ellos con una pequeña sonrisa y una mirada tranquila era guapo, no se sentía deslumbrado.

Lolo los introdujo brevemente, el contrario se presentó como Mangel e iba a trabajar los días que 8cho tenía libres ó salía temprano.

Mangel se colocó al otro extremo de la barra de donde estaban ellos, cerca de la pequeña salida de ésta por si había alguna situación o un cliente sediento.

─Parece majo.─ lleno el silencio levemente mientras tomaba su trago y le daba vueltas al circular hielo en éste.

─Lo es... por cierto ¿qué le respondiste? No cualquiera ofrece trabajo así de primeras.─ le dirigió una mirada irónica que el contrario respondió con un movimiento de hombros y una sonrisa poco inocente.─ vale, entiendo, tal vez él también este flechado por ti como yo por el cuatro ojos.

El pensamiento hizo que sus movimientos se detenieran, dejando la copa en la barra y dándole una mirada significativa al contrario.

Desechó la posibilidad de inmediato.

─Por supuesto que no... alguien como él no se fijaria en alguien como yo.─ se dio cuenta de inmediato que su pelirrojo amigo estuvo apuntó de replicar, lo detuvo con un movimiento de mano y continuó.─ ni siquiera sabemos si le van los chicos Loli.

─Umh, ya veremos... lo importante, ¿piensas aceptar? Sabes que también puedes trabajar aquí.─ la propuesta fue hecha con voz suave, negó ligeramente.

Adoraba a su par de amigos que llevaban el rumbo del lugar, pero no se veía trabajando ahí.

─No puedo aceptar tu oferta porque, ya lo hice con la de Luzu.─ al castaño le había costado algo de trabajo convencerlo de que no lo hacía por lástima o algo parecido, que realmente estaba pensando desde antes en ampliar el lugar y contratar a alguien.

De todas formas, no se vio ni un poco  capaz de negarse ante los ojos suplicantes del chico con el que trabajaría.

No supo cual fue la expresión en su rostro, pero fue suficiente para que Lolo se riera con algo de fuerza y se estirara a dejar un leve apretón sobre su hombro.

─Que los Dioses te amparen.─ su resoplido por respuesta hizo que su amigo riese más, captando la atención de cierto pelinegro, al otro extremo de la barra.

—𖥸—

Acomodó su largo cabello en una coleta más resuelta, apartando algunos mechones molestos de su rostro, que le estaban estorbando al trabajar.

Mangel permanecía alejado de él, haciéndole dudar si debía hablarle o no.

Apesar de lo que le dijo a Raúl cuando se pasó hace unas horas, en esencia sabía muy poco del pelinegro que servía un trago en ese momento.

Pero no quería que otro de sus amigos se enojase con él por ser impulsivo, no gracias, tenía suficiente con Dani.

El chico se había molestado apenas le comento su decisión de incluir un tercero en su personal, a pesar de que éste sabía que estaban reclutando gente, alegando que quería alguien de confianza.
En ocasiones, no lo entendía ni un poco.

La discusiones subió varios tonos y no había visto a su compañero desde hace dos días, tampoco esperaba verle esa noche.

Hasta que el mismo chico que le había hecho desvelarse pensando si en realidad hizo mal, cruzó la puerta de entrada.

Caminando en dirección hacia él con aire resuelto, dando la imagen que le correspondía, la de dueño del lugar.

Sintió un leve escalofrío recorrerle la espalda cuando éste le miro a los ojos.

Seguía molesto, su expresión bastaba para saberlo, aún así, sus ojos se ablandaron un poco cuando cruzaron miradas, haciéndolo sentir ridículamente orgulloso.

Recibió un movimiento de cabeza como saludo antes de dirigirse a Mangel.

En definitiva no estaba tan molesto.

Después de unos minutos de plática que no pudo escuchar y a la cual no fue invitado, su socio se acomodó en el medio de la barra, en el área de los vinos y aperitivos.

Dudo unos segundos antes de acercarse.

Las palabras se quedaron atascadas en su garganta cuando lo único que pudo hacer fue envolver al contrario entre sus brazos.

Una leve risa inundó sus oídos y un peso invisible que al parecer cargaba en los hombros desapareció.

Cuando sintió el abrazo ser correspondido, también soltó una pequeña carcajada antes de levantar al ojigris entre sus brazos ligeramente, se sentía cálido.

Las cosas se hablarían luego, pero por ahora, se sentían resueltas en su interior, no le importaba no entender por completo a su compañero de inmediato, si podía seguir sosteniendolo así.

Ambos estaban acostumbrados a esa cercanía, incluso los mismos clientes, que no les dirigieron nada más que una mirada corta para seguir ello suyo.

Todos menos Mangel, quien los observaba con suspicacia y un brillo de compresión desde el otro lado de la barra.

No supo como sentirse con la insistente mirada, así que escondió el rostro en el cuello de Dani, haciéndolo reír una vez más.
























La apariencia de 8cho es la de su cubito de minecraft cuando hizo una serie en twitch que dejó a medias hahah, sooo, lo único a resaltar serían sus ojos, que se veían bastante grises.

Besos.♡

Flos Tabernam                                                      ✿੭Luzuplay・゚'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora