Parte única.

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Steve Rogers estaba parado en el borde de la acera esperando pacientemente que el semáforo cambiara de color, ese pequeño lapso de tiempo le daba la oportunidad de observar los enormes edificios y los gigantescos anuncios, muy luminosos y extremadamente coloridos. Volteó una vez más su mirada en dirección al semáforo, aun le era molesto ese aroma a ciudad, ese mezcla de perfumes espantosamente caros con el humo de los autos. Cuando por fin pudo avanzar, caminó en línea recta, buscó un café, un lugar tranquilo donde pudiera sentarse y por fin sacar su cuaderno de dibujo. Una chica rubia, bastante simpática le tomó su orden y mientras esperaba se tomó el tiempo de bocetar algunas cosas, empezó dibujando las enormes estructuras que lo rodeaban y justo en el centro colocó la torre Stark.

Steve creía que ese edificio era espantosamente grande y llamativo, bueno, muy propio del dueño de la propiedad. Sonrió pensando en eso, sonrió pensando en Tony... Claro, pensando en él como un buen amigo. Eso se hizo creer.

Terminó su café relativamente rápido, y el resto del tiempo lo empleó en dibujar, hacía tanto que no sentía esa paz, que a pesar de estar rodeado de sonidos y personas corriendo de un lado a otro, sabía que no había de qué preocuparse. Tiempo sin guerras, sin algo por lo cual pelear, quizás podía tomarlo como tiempo para él. ¿Qué tan malo era pasar tiempo contigo mismo? Natasha le había sugerido que podría aprovechar eso para adaptarse a este "nuevo" mundo, conocer, conocerse. La espía se había convertido en una muy buena amiga, una confidente, alguien con quién podía hablar de cualquier cosa y, aunque la pelirroja tenía un humor y personalidad un poco toscas, podía hablar de cualquier tema con ella sin preocuparse por ser juzgado.

–¿Se le ofrece algo más? –La muchacha que anteriormente le había tomado su orden estaba nuevamente parada frente a él, sonriendo con algunas tazas en su mano.

–Oh, no... Gracias. –Sonrió y la vio sonreír, era muy atractiva.

En ese momento recordó algo que Natasha le había preguntado: "–¿Has pensado en salir con alguien?" Recuerda haber respondido un rápido "no", en ese momento no quería pensar en esas cosas. Llevaba unos meses despierto, estaba confundido, asustado y lo último que cruzaba por su cabeza, en ese momento, era un interés romántico, aun extrañaba a Peggy, pero ahora... Ya había pasado al menos un año y medio, se reencontró con su gran amor, la oyó decir que tuvo una gran vida y eso, de cierta forma, lo alegró.

Pagó la cuenta y dejó propina, la chica se lo merecía, pensó.

Steve tenía una vida relativamente normal ahora, exceptuando la parte donde despierta del hielo luego de 70 años. Con ayuda de S.H.I.E.L.D. comenzó a alquilar un pequeño departamento, Tony Stark lo ayudó a elegirlo, el millonario se ofreció a darle un lugar en la torre. No aceptó. Caminó un poco para despejar su mente, por alguna razón sus pensamientos siempre se veían inundados de Tony.

Su teléfono sonó un par de veces en su bolsillo.–Hey, fósil andante, ¿Dónde estás? Tenemos reunión. –Escuchó la voz de Romanoff, detrás oyó una risa imposible de confundir. Estaba con Stark.

Estoy a unas calles de la torre Stark.

Genial, estamos reunidos aquí, te esperamos.

No estaba a unas calles, estaba justo en frente.

Frente a ese enorme lugar se sentía pequeño, diminuto y aún más cuando entraba ahí. Las personas de recepción lo saludaban, les oía murmurar y los veía sonreírles, se sentía bien estar ahí. Salió tan rápido como entró en el ascensor, justo en el último piso en el medio de la sala vio a Natasha y Tony conversar.

–Cap, llegaste muy rápido. –Stark se levantó de su asiento con velocidad y lo invitó a unirse, estaban leyendo unos viejos archivos. Romanoff tenía carpetas descoloridas en su mano derecha y una taza de té en su otra mano. –¿Quieres algo de beber? ¿Café, té, vodka? –Lo escuchó reír, pero con él le era muy difícil saber si se trataba o no de una broma.

Con tiempo. [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora