(Apoyando las manos sobre el frío mármol del baño se abría paso al espejo; con algo de recelo observaba el reflejo de su piel. Pálida, casi tanto como una hoja de papel, un sinfín de pecas resaltaban en su rostro. Su cuerpo, de estructura cuadrada sin demasiada voluptuosidad era cubierto por dos piezas de ropa interior. Resoplo un mechón de cabello castaño que se metía entre sus ojos y los que tanto la juzgaban a través del cristal. Su cabeza se inclinó hacia la izquierda mientras mojaba sus labios con la lengua)
Ella: ¿Siempre será así?
(El reflejo elevó las cejas en símbolo de duda y sorpresa.): ¿Así como?
Ella: Ya sabes, yo te odio, tú me odias… (Su mano derecha se elevó hacia el brazo contrario, rascó con nerviosismo la zona del codo) –Lo usual. (Agregó)
(Aquel idéntico retrato soltó de a poco el aire que acumulaban sus pulmones, una sonrisa ladeada apareció por sus labios, se la veía gloriosa y llena de satisfacción): ¡Ay! Claro que sí.
Ella: (Sintió una leve puntada en el pecho, algo así como un reproche de aquello que acababa de escuchar. Miró las palmas de sus manos, pequeñas, delicadas, débiles a simple prejuicio. Unos finos y largos dedos blancos se movían ligeramente por acción involuntaria, cerró sus puños dejándolos nuevamente a los costados de la cadera.) – Pensaba…
Reflejo: ¿Y ahora con qué vas a empezar? (Entrelazó sus brazos en la zona del busto, fastidiada)
Ella: Cambiar. (Intentó que su voz sonara firme, aunque fue un completo fiasco)
Reflejo: Ding Dong (Imitó un reloj balanceando la cabeza a un lado y al otro) Llevas casi 19 años, no pararás ahora; ¡Estoy en mi mejor momento! (Tono alegre egocéntrico)
Ella: ¿A qué te refieres con “mejor momento”? (La posición de su columna había perdido estabilidad, se recargaba sobre ella generando una pequeña joroba, los hombros apuntaban hacia el interior de su pecho y las rodillas se flexionaban inconscientemente.)
Reflejo: (Rodó los ojos para luego volver su vista al frente) ¿Tu qué crees? Me estoy haciendo más fuerte cada día, aunque vos… por el contrario, mírate, tan sumisa. (Apuntó con su dedo índice)- Acobarda de todo lo que te rodea.
Ella: No tienes el derecho para decir eso. (Se cristalizaron sus ojos)
Reflejo: ¿Derecho? Soy tú, soy la única persona capaz de decir y mostrar lo que de verdad eres. (Acomodó su flequillo mostrando desinterés al poder de sus palabras) No sabes expresarte en público, te avergüenza tu cuerpo, no tienes amigos, te da pánico cuando te miran a los ojos, no llegarás a nada en la vida…
Ella: Cállate.
Reflejo: No podrías ni aunque quisieras, también estoy dentro de ti, ¿Recuerdas?
Ella: Deja de atormentarme. (Gritó)
Reflejo: Eres una pobre víctima de tu mente. (Elevó los hombros junto a sus manos a la altura de su rostro, haciendo énfasis en sí misma)Ella: (Con el cuerpo tenso y la mirada perdida en un punto ajeno al cristal, dejó pasar los siguientes tres segundos en completo silencio) Exacto. (Soltó sonriente)
Reflejo: ¿Volviste a perder la cordura? Te dije que ir al psicólogo no haría diferencias.
Ella: De mi mente… (Su mirada se corrió hasta conectar nuevamente con los ojos de su reflejo) Tú estás dentro de mí… ¡Solo existes dentro de mí! (elevó el tono sorpresivamente)
Reflejo: (La observa con una ceja enarcada, atenta a cada moviente y palabra) ¿Y eso qué? Tengo el poder de arruinar cualquier cosa que intentes (Egocéntrica) Dime hace cuánto no hablas con alguien que no sea tu mamá.
Ella: Tienes el poder, porque yo te lo he dado.
Reflejo: “Porque yo te lo he dado” (Imitó en tono burlón) Aun así, lo tengo (Continuó)
Ella: Ya no más.
Reflejo: (Con una mano sostuvo el puente de su nariz y cerró los ojos cansada) ¿Supones controlar la situación?
Ella: Comprendí que debo trabajar en mi misma, conocerme tanto desde afuera como desde adentro, lo bueno y también lo malo.
Reflejo: Si, como no
Ella: Porque cometer errores o tener defectos no te hace menos persona, te hace más humano. Me di cuenta que nuestra relación no es sana, y aunque estés junto a mi cada día de mi vida, no es una compañía que de verdad valga la pena. (Sonríe) noté que mis complejos en realidad eran presiones ajenas. ¿Ser bonita? Claro que lo soy, con mi gran altura, mis lunares, mi pelo sin forma, mis pechos chicos. No tengo que parecerme a otros, NO DEBO parecerme a otros (Reafirmó) para sentirme linda.
Reflejo: Por más que te sientas linda nunca serás suficiente. (Espetó con mala gana)
Ella: Seré suficiente amor, para amarme tal cual soy.
Reflejo: Sos una molesta ególatra.
Ella: Es molesto para alguien ajeno ver como el resto florece, y él se estanca en un pozo. Pensar y actuar en base a uno mismo no es molesto, ni egocéntrico; es inteligencia emocional.
Reflejo: ¿Compraste un libro de auto-ayuda? Patética.
Ella: No, hable con alguien sabio; me dijo simple y sin vueltas. “Quien no sabe lidiar con uno mismo, estará solo toda la vida. Nadie se quedará a tu lado toda la vida, excepto tú. Es tu decisión pasar la vida con un acompañamiento autodestructivo o comprensivo con cada extraordinaria parte de ti”
Reflejo: (Se cruza de brazos)
Ella: Estoy cansada de tu mala compañía.
Fin.
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Mala compañía. [One shot]
RandomMirar al espejo y solo poder contemplar a tu más gran enemigo. ¿Siempre será así? Llegó la hora de un cambio.