Capítulo 30

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—¡Jayden, maldita sea, baja la velocidad! —grita Max aferrándose a su asiento.

Después de tener conocimiento sobre dónde deberíamos hacer la entrega, subimos rápidamente a la minivan para dirigirnos a Siracusa y Jayden parece bastante desesperado.

—¡¿Qué no lo entiendes?! —Jayden acelera, así que aprieto el cinturón de seguridad con fuerza, apoyándome en el respaldo de mi asiento—. ¡Si no vamos rápido nos dejarán y tendremos que manejar por horas hasta Nueva York, perdiéndonos así el desfile y nos será más difícil hallar al señor!

Ryan parece asustado ante tanta velocidad, creo que quiere vomitar o arrojarse por la ventana, no lo culpo, yo también siento lo mismo. Skyler está como si nada mirándose las uñas y una que otra vez mira el exterior, ¡ella está acostumbrada! Si estuvo conduciendo a alta velocidad en una carrera, la velocidad que aplica Jayden es absolutamente para nada comparable a cuando la rubia corrió.

—¡Estamos a unas manzanas de llegar, ya baja la velocidad, nos vas a matar! —Y con esas simples palabras, el castaño con mechas rubias parece reaccionar, así que reduce la velocidad haciendo que todos (excepto Skyler) suspiremos de alivio.

—Sí, perdón, me pasé...

—Gracias, Jayden —dice Max—, ya verás que los encontraremos, subiremos a la avioneta y estaremos en esos cómodos asientos rumbo al desfile de Macy's

Y no fue así.

Habíamos llegado al aeropuerto con las esperanzas hasta por los cielos, pero al no encontrar la avioneta al que habíamos llegado Max y yo, supimos que llegamos tarde. El chico que condució el pequeño carrito aquí nos informó que ellos ya habían partido hace no más de media hora, incluso esperaron más de lo debido por si llegábamos a aparecer.

Ahora nos encontramos en el patio de comidas del aeropuerto, esperando por Jayden y Ryan que fueron a recoger nuestros pedidos que pagamos al juntar algo de todo nuestro dinero. No hemos comido desde hace mucho y Ryan y yo solo alcanzamos a ingerir lo poco de una ensalada.

Estamos demacrados, hicimos mucho movimiento toda la noche y parte de la tarde para estar así. Debajo de nuestros ojos están empezando a formarse bolsas, escuchamos a nuestros propios estómagos reclamar comida y creo que Max está durmiendo sobre nuestra mesa. No fue difícil encontrar una, es decir, ya de por sí todas están sin personas, a excepción de dos o tres de las miles que hay. En una hora serán las doce de la noche y los pasajeros de los aviones están abordando hacia sus propios destinos por lo que no hay actividad por aquí. Mientras tanto, nosotros estamos varados sin saber qué hacer ahora.

O bueno, yo no sé qué haremos, no tengo ni idea si los chicos tienen algún plan.

Agradezco cuando Ryan trae mi bandeja con mi comida, Skyler no le dice ni una palabra a Jayden cuando recibe la suya y Max limita a darle una rápida mirada de agradecimiento antes de devorar todo el contenido de la bandeja. Yo como más despacio a comparación de los demás, siento mi estómago revolverse y sé lo que me espera.

¿Por qué siempre me pasa esto en este tipo de situaciones?

Los dolores cerca de mi abdomen disminuyen así que me quedo tranquila por el momento, aunque sé que debería protegerme ante cualquier... accidente, el cual, por suerte, aún no sucede, pero apuesto a que pronto sucederá uno.

—Tengo miedo de que el encargado de la tienda note que el auto está afuera. —Max deja de lado su cuchara y lanza miradas a la salida, a pesar de que por ahí no se encuentra el estacionamiento, sino mucho más lejos.

La Curiosidad Mató a SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora