2. Mi primo y yo

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Cristianno Jones
Te apuesto a que te ligas a la hija del ejecutivo de Roma -dijo Mauro, mi primo.

Siempre solemos hacer apuestas a ver quien se liga a quien, o incluso quien se acuesta con quien. El es como mi hermano recuerdo que siempre íbamos a veranear junto con Kathia Winston, a ella siempre mis amigos (Alex, Eric y mi primo) la molestabamos cuando estaba con Emily, su mejor amiga, pero hace 8 años que no la veo porque se mudo a Barcelona.

-Ja! Esa! Pan comido. -dije yo victorioso.
-Mmm, quiero ver.
-Hola guapa. -dije yo a la chica que Mauro y yo apostamos-.
-Hola. -Dijo ella-.
-Que hace la mujer mas hermosa de esta fiesta -seguro diciendo eso, si me la ganaba-.
-Que quieres Cristianno? -dijo ella, colocándose un mechón detrás de la oreja-.
Tu cuerpo hermosa-pensé.
-Solo quiero, digamos.... Estar contigo -dije agarrándola de la cintura y atrayéndola mas hacia mi-.
-Pues bueno, creo que eso se puede arreglar -Dijo besandome apasionadamente, llevándome a una habitación misteriosa-.

Abrí la puerta y entré sonriente al escuchar los pasos de la chica. Tomé asiento mientras ella cerraba la puerta y bajaba la intensidad de la luz. Su piel brillaba y los rizos de su pelo enmarcaban su rostro afilado y coqueto. Recorrí su cuerpo con la mirada mientras se acercaba a mí. Coló mis piernas entre las suyas y tomó asiento a horcajadas sobre mi regazo. Aquel gesto y la lentitud con la que lo hizo, simplemente, terminó de activar todos mis sensores.

Toqué sus rodillas y fui subiendo hasta presionar sus caderas contra las mías.

- ¿A qué quieres jugar? -jadeó mientras me acercaba a ella y besaba su cuello.
-Empezaré por quitarte la camiseta -murmuré mientras deshacía el nudo.

Ella levantó los brazos, sonriente. Tiré de la tela hacia arriba y la lancé a un lado. Después bajé las manos por su pecho, intensificando la caricia cuando llegué a mi objetivo. La chica se aferró a mí cuello, de sobra excitada y emocionada ante la idea de lo que iba a suceder. Ni me había tomado el tiempo de preguntarle si nombre.

- ¿No hay reglas? -provocó ella sobre mí boca.

-No las necesitas -suspiré antes de besarla.

Sus muslos se apretaron contra los míos cuando la cogí de la cintura y la tumbé en el sofá. Me alejé de su boca y fui bajando por su clavícula mientras mis dedos se deshacían del sujetador. Ella tiró de mi camiseta. Segundos después noté el calor de la piel de su pecho.
Y despues...me adentre en ella, adentro y fuera, mientras ella gemía.

Ella se quedo dormida, así que aproveche para irme y buscar a mi primo, que por cierto teníamos que hablar de la apuesta, no era de esperar que mi primo perdiera, siempre pierde, pero aun así le encanta retarme.

-Hey tu! -le grite a mi primo-.
-Me has ganado Cristianno, como estuvo? -reconoció, y puso una cara de pervertido que me da tanta gracia-.
-Digamos que... Quiero que se repita -dije riendo-.
-Eres un macho Cristianno -dijo dándome un golpe leve en el hombro- si se llegara a enterar su papa, seguro que te mata.
-Aja si, págame -dije victorioso-.
-suspiro y saco dinero de su billetera- ten.
-Gracias -dije pegándole en la cara con el dinero- quieres seguir apostando? -le pregunte.
-Amm me encantaria pero... -señalo a una chica rubia de un cuerpo extravagante- pero ya tengo planes.
-Que te valla bien macho! -dije negando con la cabeza con una sonrisa-

Lo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora