El jade no puede convertirse en nada sin ser cortado y pulido.
- Proverbio Chino.
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El aire olía a humedad y a tormenta.
Las túnicas blancas estaban alejadas de ese lugar donde momentos antes una figura con un plato de Wontons había entrado. El hombre mantuvo sus puños apretados dentro de las níveas mangas de su túnica, preguntando al viento si no se arrepentiría de su cobardía por no poder hacerle frente a su discípulo.
Su ansiosa mirada se quedó fija en esa puerta. No podía escuchar nada, no podía saber de ninguna manera lo que sucedía dentro de esa habitación, pero fue su decisión el no saberlo. Mo Ran no había comido nada en días, así que se había dado a la tarea de prepararle algo que fuera de su gusto, como una especie de compensación por lo estricto que había sido; si bien Mo Ran había sido demasiado impetuoso al haber cortado la flor Haitang de Madame Wang sin preguntar, ahora que miraba hacia atrás, cuarenta latigazos habían sido demasiado, incluso para él.
Remordimiento, tenía mucho remordimiento pero siempre le habían puesto en un pedestal, diciendo que era frío, que era implacable. En ese momento pensó que la flor cultivada durante 5 largos años era demasiado valiosa y el castigo debía ser lo equivalente, Mo Ran había quedado postrado en la cama y él, había tenido su reputación intacta.
Bajó la mirada , incapaz de seguir mirando la puerta ¿Valía su estúpida reputación esos 40 latigazos?
Si tuviera que responder antes, probablemente la respuesta sería un sí rotundo, pero ahora que trataba de mantener sus acciones para su propia alma, no dejaba de recriminarse ¿Era realmente necesario ser tan cruel?
Mo Ran era dulce con él, era la primera persona que no le había mirado como si fuera una persona sin sentimientos, se le había pegado sin tener miedo de su reacción o de sus feos ojos llenos de agudeza. Esos ojos de fénix que solamente podían hacer que los más pequeños temieran, que los mayores murmuraban a sus espaldas diciendo que nadie podría estar a su altura, porque si bien era elegante a sus ojos, no dejaba de estar solo.
¿Qué sabían ellos?
Chu Wanning se alejó de las habitaciones de los discípulos para caminar hacia el pabellón del loto rojo, incapaz de seguir allí esperando por algo que no entendía. Él mismo le había pedido a Shi Mingjin que le llevara el plato de Wonton picante a Mo Ran y que no le dijera que él lo había preparado, de otra manera no lo comería. Esa aseveración era clara y obvia, al menos para Chu Wanning: Mo Ran no quería comer nada de un hombre que lo había azotado tan cruelmente.
Apretó los dientes, caminando elegante pero lentamente, preguntándose tantas cosas.
Ya había aceptado que, pese al poco tiempo que Mo Ran llevaba siendo su discípulo, se lo había ganado. Atesoraba las memorias más que a su propia vida, amaba el vino dulce de flores de pera porque Mo Ran lo había hecho beber por primera vez en la vida, adoraba ese pañuelo bordado de flores de Haitang que le había obsequiado cuando nunca nadie antes había hecho algo por él. Su mente divagaba en los recuerdos sintiéndose cada vez más desolado.
" Shizun, préstame atención"
" Shizun, ¿te gustan las cosas dulces?"
" ¡Shizun es muy amable!"
¿Seguiría Mo Ran pensando que era amable ahora?
No, de ninguna manera.
La puerta del pabellón del loto rojo se cerró detrás de él. La noche ya había caído y nadie había mirado la solitaria figura que avanzaba; Chu Wanning miró la habitación llena de objetos y herramientas, ignorando el desastre para sentarse en la cama, que se encontraba levemente más despejada.

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El Emperador de Jade
Fanfiction玉皇大帝 En una noche lluviosa, su cultivo en reclusión sufrió un revés que terminó por marcar el resto de su vida. Chu Wanning entonces supo que, si todo el mundo de la cultivación quería verle como un ente etéreo, frío, implacable y solitario, caren...