1-Desterrado

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Como cada día, observaba desde el infierno un bello ángel terrenal, el cual parecía el amor de mi vida. Ella y su rareza, su forma única de ser, su pasión por leer, su cabello negro y corto, sus ojos tan obscuros que veía un alma vacia dentro de ellos, su piel pálida como de la misma muerte y su esqueleto largo y flacucho. Era como una lilith libre e incomprendida, dejando a todos los hombres de lado ya que a ella jamás la entendían, si tan sólo yo pudiera...

- Amón, marqués del infierno- una voz interrumpe mis pensamientos- el señor obscuro tiene quejas ante su comportamiento.

- ¿que comportamiento, piamon?- digo sin siquiera mirarle-

- según el señor, su afecto hacia la vida humana y en especial... esa mortal solitaria.

- no sedere antes tus réplicas, piamon. No hasta que el señor obscuro me lo diga en la cara.

- ese es el problema, Amón - entra por la puerta la presencia de un hombre bastante grande y con patas y cabeza de cabra.-

- Amón - me llama la voz grave y áspera - eh mandado a piamon tantas veces a decirte que hagas tu trabajo como marqués del infierno ¡eres poderoso! Estas a salvo, pero debido a tu comportamiento te retirarse de este cargo.-

Los gritos del infierno sonaron. El desasosiego se hizo fuerte y la debilidad comenzó a propagarse en mi. En un simple segundo me habían quitado todo. Mi puesto, mi poder, el ver a mi amada.

- Amón, te dije que no debías seguir viendo a la mortal. Ahora eres un simple demonio- dice piamon montandome a su caballo y dirigiéndose a las mismísima puertas del infierno.-

- ¿A donde me llevas piamon?- pregunto aún débil.-

- al mundo mortal. Según el señor obscuro si tienes tanta pasión por ellos deberías ser uno de ellos, agradeceme, si no fuera por mi te habría dejado como un alma en pena. Lo convencí de que este castigo sería mejor.

- ambos castigos son malos, en ninguno puedo ser lo que antes era, lo que antes apreciaba.

- si tan sólo hubieras sido menos arrogante...

- no le digas eso a un demonio- interrumpi- creo que si es lo mejor. Déjame allá afuera. Sólo hazme un último favor.

- Aaaah por belcebú, tu y tus favores, Amón. ¿Esta vez que quieres que haga?
- ¿donde se ubica el lugar mortal llamado "peabody"?

- está en "massachusetts Estados Unidos" es un lugar que podría comparar con el mismo infierno si no fuera por que lo conosco. Pero ahí habita... "gente buena" para lo que sería un terrenal.

- entonces debo ir a ese lugar...

- si, Amón, no me interesa, bajate de aquí y largo a tu propio infierno.

- ¡no me hables asi piamon!

- ¿que me harás? ¿Desterrarme? No es como si tuvieras un poder inferior ante mi. Ahora largo.

Las puertas se cerraron y ahí me ubicaba, sólo, con unas cuantas cosas en mi bolso y desnudo. Lo mejor que pude hacer fue aventurarme a volar, me eleve en el cielo, pero tan pronto y lo  intente caí de nuevo hasta abajo, dándome cuenta que seguía debilitado por las energías del señor obscuro.

Decidí iniciar a pie. La vida mortal no es facil al parecer. En este momento sólo pensaba... en ¿como llegaría al lugar donde ese ser especial vivía?

Después de varios kilómetros me cansé más de lo que estaba al inicio y todo seguía siendo completamente desierto. Descanse unos minutos y busque en mi bolso algo para ayudarme con el cansancio. En lugar de eso encontré un mapa, que tenía una nota algo quemada y escrito con tinta decía:

"Esto es para que encuentres a tu "amada" podré ser un demonio pero fuiste el único que no me trato como inferior a el."
-piamon

En el mapa venía tachado el lugar de "trukmenistan" al parecer de ahí salí... Y a la otro extremo del mapa se marcaba "massachusetts E.U.A" que era al lugar que buscaba llegar. Me Di cuenta que era una distancia bastante lejana de llegar. Que nisiquiera volando podría identificarlo.

Trase un camino para poder guiarme. Pasaría por todo trukmenistan, después llegaría a europa, de Europa viajaría por todo el mar para llegar a massachusetts un camino bastante largo que tal vez valdría la pena. Por el simple hecho de ver a quien yo eh querido más que a mi mismo. Eso es mucho que decir. Además, era un demonio joven, tenía bastante tiempo, y si muero, será por ella.
Tome valor guardé el mapa y comencé a caminar hasta encontrar una ciudad o un pueblo.

Al fin lo había encontrado, tenía que ir escondido o los terrenales morirían de miedo al ver a un demonio en su tierra. Podrían matarme o volverse locos, cosas de mortales, no saber manejar lo desconocido.

Mi infierno perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora