3-Deuda Pagada

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Entre arbustos y matorrales me escondía. Los terrenales no tenían que verme, mis poderes no estaban tan buen como para convertirme en una criatura terrestre. Seguía oculto hasta que  percibí prendas comunes de éste lugar, las tome y me las puse, desaparecí mis cuernos, Cola y alas, mi piel la hice de un color pálido y así prosegui caminando entre los humanos. Intentaba no llamar la atención pero al parecer todos me miraban como si aún fuera un demonio, en especial los terrenales pequeños.
Yo podía entender cada lengua de éste mundo, es algo que algunos demonios tenemos el control. Aún así es bastante difícil comprenderla ya que... no tenía mi mismo poder de antes. Logre encontrar a una anciana que parecía "amable" y me acerqué a preguntar a donde quedaba España.
- salam- digo con el mejor acento turcomano que puedo- ¿me diría como puedo llegar a España?

La anciana me mira y sonríe un poco, no contesta mi saludo pero apunta a la costa de Turkmenistán.
- ahí puede salir en una embarcación... Tal vez puedas pasar por Asia y llegar a otro barco que te lleve hasta Europa. Es el camino que conosco.-
- gracias señora- ella sólo agacha la cabeza y me ignora como si ya me hubiera marchado-

Decidí entrar al barco mientras nadie me miraba, logra subir y me escondo entre unas cajas, sentía que al fin tenía más fuerza, sin darme cuenta, mientras estaba entre el calor de las cajas y la oscuridad, me quedé dormido. En mi sueño la veía a ella, como su estuviera frente a mi, lo único que quería hacer era ir y tomar su mano para poder estar juntos al fin y decirle que soy su salvador, su ángel caído del cielo... quien le daría la cura para la soledad y tanta comprensión que pareceriamos uno mismo... un mismo ser en perfecta función y sincronía.

Siento un movimiento brusco y gritos. Abro los ojos y veo a un hombre hablandome en turcomano, no comprendo muy bien, mi mente seguía en ese sueño que era tan lúcido y en un instante a otro... Siento como voy callendo directo al mar.
Al entender lo que habia pasado me veo varado entre olas y oscuridad que tenía un sabor salado. Por mi mente paso... Leviatán, comencé a recitar en mi mente: Leviatán, príncipe del infierno rey del mar y ayudante de los de espíritu fuerte, ayúdame a salir de éste terror, a cambio te daré de alguien la muerte.
Los mares se calman y dale una gran serpiente desde lo más profundo del mar. La cual como su fuera cuestión de segundos me llevo a una costa asiática.
- la muerte de un pequeño ente, la necesito. Serán el encargado de Carmelo y en la próxima costa, ahogaras a la persona más pequeña que encuentres.- dice Leviatán mientras se desvanece de nuevo con las olas del turbio mar.

Después de todo ese trallecto decidí ir a buscar la próxima costa, según mi mapa tenía que ir todo derecho hasta poder rodear el mar. Por suerte encontré a unos hombres en una especie de carreta, donde llevaban frutos y más alimentos. Decidí esconderme ahí y que me llevarán hasta el pueblo. Al parecer decían que también irían al mercado de la costa. Era perfecto, llegaría a mi destino tan rápido y ahí seguramente encontraría a un bebé o un niño para pagar mi deuda.

Al llegar a mi destino pude bajarme de ahí. Vi el barco más cercano y note que habia varios. Tendría tiempo de sobra para cumplir mi promesa. Visualice el lugar, Y vi A un niño sólo, tenía su cara de miedo, así que fui y lo mire a los ojos.
- ¿que pasa nene? ¿te encuentras Sólo?
- s... Si- el niño titubea y seca sus lágrimas-
- te le perdiste a tu Mami?
- ella me dejó aquí... dijo que debía buscar la manera de encontrar dinero y no ah vuelto...
- hace cuanto que estas aquí?
- no se... pero ah pasado bastante tiempo. Tengo hambre y miedo.
- ¿sabes? Yo te puedo llevar a un lugar donde vas a tener comida y vas a sentir mucho calor. Y tal vez en un tiempo ahí llegue tu Mami. Sólo que tenemos que ir para abajo del agua.
- eso no es peligroso?
- si... pero yo tengo magia, además te daré diversión eterna. Lo juro.

El niño accede y me toma de la mano, me voy a la zona más solitaria de la costa y ahí le tapó la nariz y la boca, lo sumergo lentamente en el agua y poco a poco va dejando de pelear y de respirar. El cuerpo del niño se va junto con las olas, para eso aparece Leviatán, que se lleva al niño y me informa que mi cuenta  se ha saldado. Regresé para el mercado y subí a otro barco. La muerte del niño me regreso fuerza y vitalidad, además de que descanse mucho en los viajes. Me transforme en un ratón e ingrese a uno de los barcos para empezar mi nuevo viaje hasta España.

Mi infierno perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora