Capítulo 2:Toma mi mano

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Era de madrugada cuando el cuerpo de un guardia con el uniforme de la secta Jin cayó al suelo. El hombre que lo derribó vestía una capucha negra sobre su túnica banca y pura, algunos mechones de su cabello negro sobresalían de la tela enmarcando su rostro ocultando sus rasgos dándole una apariencia misteriosa.

—Xhan Wu ¿Qué es ese ruido?—Se estaba dirigiendo al hombre en el suelo.

Otro guardia salió de un pasadizo, al ver al hombre encapuchado de pie sobre su compañero atacó con fiereza empuñando su espada.

—¡Xhan Wu! ¡Quién quiera que seas vas a morir!

El hombre no contestó. A pesar de que no quería utilizar su espada no tuvo otra opción que sacar a Shuanghua y detener el ataque. Aunque el guardia tenía buenos movimientos no era nada comparado con uno de los mejores cultivadores.

El hombre de la capucha esquivó sus ataques con facilidad; con un fuerte empuje del mango de la espada el guardia terminó en el suelo. Aprovechó y le lanzó el talismán del sueño al pecho, los caracteres azules brillaron cuando hicieron efecto. Estaría dormido hasta que alguien le quitara el hechizo.

Xingchen llegó hasta la celda que ya conocía perfectamente. Xue Yang estaba despierto sentado en la misma posición del día anterior.

—¡A-Yang!

—¡DaoZhang!—Se levantó y le pregunto preocupado—¿Y los guardias?

—Están inconscientes, no te preocupes por ellos. Viene a sacarte de aquí, tenemos que huir.

—No.

Xingchen se congeló y le cuestiono incrédulo ante su negativa.

—¿No...? ¿No... quieres escapar? Acaso, ¿Quieres morir?

—Hace algún tiempo no me hubiera importado morir pero ahora que estas conmigo, quiero vivir a tu lado.

—Entonces ¿Por qué no quieres huir? No lo entiendo.

Xue Yang se enfocó en la mirada cristalina frente a él y su pecho creció de orgullo al saberse el dueño del amor de alguien tan maravilloso y perfecto.

—Si nos atrapan, querrán lastimarte a ti también. Te matarán por ayudar a un cultivador demoniaco; aún si logras evitarlo tu reputación se perderá y nadie volverá a creer en ti. Y tu, eres la única persona a quien quiero proteger.

—A-Yang yo...

—Prefiero aceptar mi castigo, y saber que estas con vida.

Los ojos carmesíes se cerraron, pero no evito que Xingchen notara la humedad en ellos. En el absoluto silencio de la celda; Xingchen pronunció un hechizo y en su mano apareció una intensa llama de fuego que pronto se convirtió en un fénix, lo lanzó hacia el candado y este cayó al suelo. La puerta se abrió.

—Me temo que yo tampoco estoy dispuesto a dejarte morir, quiero vivir a tu lado. Así que tenemos que salir con vida. A-Yang, eres mi compañero de cultivo y no te dejaré pase lo que pase. Ahora, si quieres vivir una vida feliz conmigo, toma mi mano.

Mirar su mano extendida pidiéndole huir con él, fue todo lo que necesito Xue Yang para entrelazar sus dedos y correr en busca de una nueva vida.

Recorrieron el camino que Xiao Xingchen había memorizado, entonces Xue Yang se dio cuenta de la cantidad de guardias que su DaoZhang dejo inconsciente. ¡Nada menos que la luna brillante y la suave brisa!

La luz del sol que empezaba a salir baño sus rostros resplandecientes, dos siluetas tomadas de las manos se perdieron a lo lejos en el horizonte.

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Las sectas recibieron los buenos días con la noticia de que su celebración se canceló, ya que alguien ayudo a escapar al culpable de la desaparición de toda una secta. Todos los guardias coincidían en que era un hombre sumamente talentoso con la espada y las artes marciales quien los tomo por sorpresa. Nadie podía imaginar quien pudo ser, ¿Quién estaría tan desquiciado para salvar a alguien tan sádico y malvado de la muerte?

Siempre sería una pregunta sin respuesta.

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