Me levanté, y vi todo blanco. No recordaba nada. Era como tener resaca. Pero no había bebido. Me acomodé un poco, y la enfermera se acercó.
- Señorita Slughorn, veo que ha mejorado. - dijo alegre.
- ¿Qué ha pasado? - pregunté confundida.
- Parece que le han dado una poción. Por suerte sus amigos los señores Weasley lo descubrieron y la trajeron aquí enseguida.
- Vaya. Gracias Madam Pomfrey.
- Es mi trabajal cuidaros. Si quieres puedes irte. Ya estás mejor - asentí y me levanté de la camilla.
- Perdone, Madam Pomfrey. ¿Qué hora es? - pregunté antes de irme
- Las doce y cuarto. Sus amigos acababan de irse antes de que te despertaras. Y los he echado porque a partir de las doce empieza la medicación. No quería que molestaran. Porque siempre que venían empezaban a crear un drama - sonreí.
- Gracias otra vez. He de irme. Adiós.
- Adiós pequeña. Y ten cuidado. Ah, y Feliz Navidad.
- Igualmente - empecé a correr en cuanto salí.
No sabía a dónde iba. Mi corazón quería que buscase a los gemelos. Mi cerebro al cuarto a descansar. Y mi tripa a las cocinas a desayunar. Pero seguí a mis piernas. Mis piernas querían comer primero.
Llegué al cuadro que daba a las cocinas, le hice cosquillas a la pera, y entré. Los elfos domésticos me dieron una calurosa bienvenida. Y si seguía adelante, se oían ruidos molestos.
- ¡Gred!¡Freorge! - exclamé.
Los dos se dieron la vuelta tirando los platos que tenían en la mano, y corrieron a abrazarme.
- ¡Tn! - exclamaron los dos.
Correspondí el abrazo. Estuvimos abrazados un rato largo.
- Feliz Navidad - dije cuando nos separamos.
- Feliz Navidad - dijeron ambos.
- ¿Cómo te sientes? - preguntó George.
- Bien. Madam Pomfrey me lo ha explicado todo. O eso creo. - dije sonriendo.
- George es el que tiene todo el mérito - Fred le dio un codazo a su hermano.
- ¿Yo? Que va.. - dijo rascándose la nuca.
- Gracias George - lo abracé. Hasta que mis tripas anunciaron el hambre y me separé sonríendo tímidamente - Creo que tengo hambre.
- Es verdad Tn, no has desayunado. - dijo Fred. - Vamos. Los elfos domésticos te prepararán algo rico. Pitts, necesitamos comida para la pequeña Tn.
Y así los elfos empezaron a maquinar por toda la cocina. A los diez minutos ya estaba sentada comiendo. Estaba buenísimo. Después de eso, fui a mí sala común hablando con ellos.
- Y entonces, lo besaste - terminó de explicar Fred. Hice una mueca
- ¡Puaj! ¡Qué asco! Primero me emborracho con mi abuelo antes que besarlo. ¡Agh! - hice como si recorriera un escalofrío.
- Sí. Y luego George te agarró de la mano, y te llevó fuera en contra de tu voluntad - Fred siguió hablando.
- George, eres mi héroe - dije divertida. Él sonrió.
- Pues claro. - dijo Fred emocionado
- Sólo hago lo que hacen los amigos. Tú harías lo mismo. - dijo quitándole importancia. Le besé la mejilla