En donde Satori trata de lidiar consigo mismo con la ayuda de personas inesperadas buscando el tan dichoso final feliz sin creer merecerlo realmente.
Y también donde Semi mueve pacientemente los hilos tras bambalinas.
...
*La imagen de la portada no...
Advertencia: Este fic contiene pensamientos suicidas y falta de amor propio, si eres sensible a esta clase de contenido, leer bajo responsabilidad propia.
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Se encontraban en otoño, si, otoño. Esa temporada en la que sientes el ambiente frío de invierno por las noches y el calor de primavera en las tardes.
Pero si le preguntan a Tendou, diria que definitivamente no es su época favorita. El tener que variar constantemente entre suéteres de lana y ropa ligera no era su ambiente.
Además de eso, sin importar la estación que fuera, en esa época nada podría hacer que se sintiera bien.
Y si, tenía problemas, como todo el mundo.
Si, se había enamorado de Ushijima Wakatoshi, su mejor amigo y compañero de equipo.
Si, a sus padres siempre les había dado igual su vida y lo habían echado de casa.
Si, ahora lloraba en las noches.
Si, se había alejado de todo el mundo.
Y si, sabía que era un monstruo, tal y como siempre le dijeron, era un monstruo egoísta y que al mínimo rayo de luz que le dieron; se enamoró.
Pero, oigan, habían personas que valían más que él y lo pasaban peor, como los niños en Australia.
Ahora vivía en un pequeño departamento que pudo alquilar con ahorros, era un asco, los vecinos eran insoportables, pero al menos no estaba debajo de un puente.
Hace medio año que terminó la preparatoria, desde entonces sus padres no quisieron vivir con un fracasado como él, ¿acaso lo era solo porque no quería ser abogado o un hombre de negocios?
Pues para sus padres, así era.
En esas mismas fechas se dio cuenta de sus sentimientos hacia el jugador estrella de Shiratorizawa.
Lo suyo no era solo gusto, realmente le gustaría ver cómo pasaban las estaciones junto a él, le encantaba ver cómo fruncía el ceño al no entender una de sus bromas y, en serio, amaba la atención que le ponía al preguntarle cada vez que quería tomar una desición importante en el equipo.
Siempre lo veía a los ojos, entonces sentía una punzada en el pecho y la sensación de querer lanzarse a sus brazos. Se sentía volar pero a la vez se sentía caer.
Lo había aceptado, él no creyó que fuera un monstruo.
Él no se aburría aunque se pasará horas hablando de los mangas que había leído o le dijera lo enojado que estaba por la mala animación que le dieron a su anime favorito.
Lo amaba, porque daría su vida por su felicidad aún si eso sonaba demasiado surrealista. Lo seguiría amando por siempre, de eso estaba seguro.
Pero, luego se le hizo más difícil estar cerca de él, porque esa no era la cercanía que hubiese deseado tener con el as. Cuanto le hubiera gustado agarrarlo de la mano y pasear por cualquier lugar mientras hablaban de cualquier cosa.
