Se despertó encandilado por la luz que entraba por su ventana. Se sentó en su cama y se refregó los ojos tratando que su vista se hiciera nítida.
Lentamente se corrió hacia la esquina de esta, sintiendo el frío del otro lado del colchón sin uso. Torpemente se puso sus viejas pantuflas, para juego levantarse en camino hacia el baño para darse una ducha.
Desnudo se acercó a la ducha, listo para abrir el grifo. Cuando sintió que el agua ya salía como le gustaba, se adentró, sintiendo la calidez del agua recorrer cada rincón de su piel.
Ya listo salió de la ducha, sintiendo el frío chocar en sí, tal acción le puso la piel de gallina. Se envolvió en la toalla, se secó y vistió.
Salió del baño y fue hasta la cocina, donde halló a su madre haciendo deberes de la casa.
se encontraba preocupado por esta, ya que, luego de una larga semana de duro trabajo, tenía que descansar, cosa que no estaba haciendo. El peliazul intentó hacer reposar a su progenitora, pero tales palabras tenían su respuesta. Y a su madre no le gustaban las contestaciones.
Luego de insistir Jaemin hizo caso a sus palabras, yendo a sentarse en si vieja mesa, aunque iba un poco preocupado.
Desayunó la deliciosa comida hecha por su madre aunque fuera algo simple; un café y un sándwich.
Luego de desayunar pasó la mañana leyendo en su habitación. Cuando tocaron las 3 de la tarde salió rumbo al parque del pueblo.
En el camino escuchaba los pajaritos cantar y el sonido de las piedras crujir cuando pisaba el pedregullo.
Llegó al parque y se sentó en el mismo asiento de siempre, contento y con una sonrisa abrió su libro y siguió leyendo. Cuando su reloj marcó las 4 p.m, dejó la novela y se levantó.
Comenzó a caminar hacia la mansión, ya que en la parte de abajo había una banca de madera, en la que al llegar se sentó. Recostó su cabeza y cerró sus ojos. Sentía una vibra pesada, aunque poco le importó, pues la comodidad era suficiente para poder descansar un rato.Las horas iban pasando y el se había dormido con el sonido de la brisa y el cantar de los pájaros. El ambiente empezaba a hacerse frío, pues ya eran las 7 de la tarde y aunque fuese verano el viento comenzaba a hacerse presente. Abrió sus ojos, escuchó un ruido detrás de él haciendo que se sobresalte.
Es raro, pues en la calle a esas horas casi nadie aparece, y menos cerca de la reconocida mansión.Se giró un tanto dormido, miró hacia la primera ventana que vió y divisó a una sombra pasar rápido por ahí.
Le hizo recordar que varios vecinos solían decir que allí se veían sombras o hasta escuchaban ruidos, haciendo que empiece a sentir un mínimo miedo.Un tanto nervioso se levantó mientras refregaba sus brazos, los cuales sólo los cubrían una fina tela. El frío traspasaba su pantalón de chándal, haciendo que comience a temblar de a poco. Dejando su libro de lado, comenzó a caminar hacia la puerta, esta se encontraba abierta ya que habían gatos que entraban y salían de allí.
Otro estruendo se escuchó, haciendo que pegue un pequeño salto del susto. Con más miedo y a paso lento, se acercó más a la puerta, empujándola con sus manos temblorosas y frías. Arrimó su cabeza a la ranura, logrando ver un descampado lugar, lleno de plantas ya crecidas en las esquinas y muchos muebles tirados por el área.
Abrió aún más la puerta, dejando hueco suficiente para que él logre entrar.
Primero puso su pierna, luego la otra y después ya su cuerpo entero. Agarró su teléfono de su bolsillo trasero y prendió la linterna para ver mejor y no lastimarse.
Mientras admiraba su alrededor, escuchó unas pisadas provenientes de alli arriba. Rápidamente giró su cabeza hacia las escaleras, viendo nada más y nada menos que oscuridad. La luz de su celular no era suficiente para ver más allá del quinto escalón, haciendo que Jaemin se desespere y comience a caminar hacia allá.
-¿Dónde estará Jaemin?...ya son las 8…-habló sola la madre de el muchacho, completamente preocupada.
Entre el frío y la ansiedad de llegar hasta allí, se encontraba el miedo. Nunca fue un chico demostrativo con sus emociones, pero el ver cómo pareciera que las paredes se encerraban y el camino era más largo hizo que lo hiciera, demostrara su miedo con pequeños temblores.
Seguía caminando y el lugar parecía volverse infinito. Se suponía que la escalera estaba a unos metros de él, no tan lejos. Miró a su alrededor sin dejar de caminar, viendo la ilusión de las paredes achicarse su alrededor. Empezó a agitarse, pues ya ha tenido de estos ataques, sin saber porqué o qué es.
Se rindió, tirándose al suelo, pues esa caminata ‘infinita’ lo había cansado bastante. Se recostó en las sucias tablas, aunque no estuviera realmente cansado -porque no había sido una maratón-, el temor y la ansiedad lo carcomieron, haciendo que ahora esté agotado mentalmente.
Comenzó a sollozar, no sabía porqué, pues nada malo había sucedido, tan solo fue un poco de miedo.
Sus ojos lentamente fueron cerrando, aunque de lejos podía escuchar un tarareo. Quizás tan sólo era su mente, no lo sabía. Tampoco sabe el porqué se acuesta allí, solo lo hizo sin pensar.
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ⵌ ֩ 🦨 𑂺 𓂅 𝐬 𝔲𑂺 𝐧 𝔰𑂺 𝐞 𝔱𑂺 𓄹 ᤲ ֩ 𑂺
Romance-𝐖𝐢𝐥𝐥 𝐲𝐨𝐮 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐦𝐞 𝐞𝐯𝐞𝐧 𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐢𝐭'𝐬 𝐬𝐮𝐧𝐬𝐞𝐭? - 𝐈 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞 𝐭𝐨 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐞𝐯𝐞𝐧 𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧𝐬.