Animar y Proteger

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Sabía que lo encontraría ahí.

Esta sentando en la orilla y dándole la espalda. Su silueta se dibuja por la luz de la luna. El silencio es solo roto por el sonido del viento.

Se acerca con calma, a pasos suaves. Sin querer perturbar el ambiente. Draco ha estado demasiado absorto en sus pensamientos, porque cuando se encuentra parado a su lado sus ojos le miran grandes.

— Hola — saluda tras recuperarse de la sorpresa inicial. Su voz es apenas un susurro suave y entrecortado. Harry tiene la impresión de que no lo ha visto tan frágil y delicado como hasta ahora. Cree que puede romperse en cualquier momento — ¿Que haces aquí? Pensé que tenían reunión de prefectos.

Asiente. Responde al tiempo que toma asiento a su lado: — Parkinson me va a cubrir. Me lo debe.

— Oh —es todo lo que responde Draco. Harry no espera mas.

Deja que el silencio se instale entre ellos por un momento. Mira al cielo oscuro, iluminado nada mas por las estrellas. La brisa desordena mas sus cabellos azabache, si es que es posible.

— Hanna me ha contado lo de la visita de tu padre —suelta de pronto. Draco no dice nada. De reojo puede ver como aprieta los puños encima de su regazo. Tiene la mirada perdida en el horizonte y sus manos están temblando. No reprime el impulso de coger una de ellas. Con cuidado. Le da caricias en el dorso mientras espera que su novio se recupere.

Suena nervioso y titubeante cuando vuelve a hablar. Se esta esforzando por no ponerse a llorar como lo debe estar haciendo desde que el hombre dejo el colegio. Harry se muerde la lengua para no maldecir a Lucius Malfoy por causarle tantos problemas a Draco y no dejarlo en paz.

— Esta mal, Harry. Deberías haberlo visto, parecía apunto de desmayarse.

— Draco, conoces a tu padre. Es un Slytherin. Y no jugamos precisamente limpio cuando queremos conseguir algo —le recuerda con amargura. No esta nada feliz por tener algo en común con ese hombre.

— Me mostró sus análisis. Están firmados por un medimago y con el sello de San Mungo. No puede ser mentira. Además, llevo averiguando sobre la maldición que le echaron, sus síntomas y todo eso. Todo coincide —asegura. No hay duda en sus ojos. Draco es demasiado inocente y bueno para darse cuenta de que todo no es mas que una actuación de su padre. Un plan para tenerlo a su merced.

— Draco, cariño —le llama con suavidad. Aprieta su mano en un gesto que desea que sea reconfortante.

Se miran unos momentos en absoluto silencio. Entonces el rubio desvía su atención a sus manos unidas.

— Quiere que tome la posición de heredero cuando termine Hogwarts. Que vuelva a casa. Dice que no me va a llevar mas de unos meses aprender todo lo necesario para dirigir los negocios y ser alguien digno de portar el apellido Malfoy. Y que él estará a mi lado para apoyarme hasta que tenga que partir.

Harry no dice nada. Puede imaginarse a esa rata metiéndole ideas en la cabeza a Draco para que este acepte. Ofreciéndole cariño y comprensión que hasta la fecha le negó. Todo con el único objetivo de utilizarlo como un títere. Hacer de Draco el heredero que siempre deseo.

— También...también quiere me casé...con una bruja sangre pura —los ojos esmeralda se clavan en Draco con rapidez. Lo mira intensamente, esperando que continúe con aquella declaración — Pero le conté sobre ti, y me dijo que lo pensaría. Lo va a pensar. Eso es mas de lo que esperas de él.

Suspira.

Con cuidado suelta su mano. Se desordena el cabello con ambas. Se siente frustrado y enojado. Draco es el sinónimo de todo lo bueno y puro del mundo. Tanto que quiere creerle aun hombre que no hace mas que escupir mentiras. Y Lucius Malfoy se esta aprovechado de eso. Del alma noble de su hijo. De que se le negó un hogar por años por el simple hecho de quedar en una casa diferente y tener amigos no apropiados.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2023 ⏰

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