✧ NOVENO PUCHERITO ✧

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Una vez más TaeHyung estaba en la sala con su bebé, habían regresado del hospital y la cocina se encontraba impecable, después del arduo trabajo del Kim mayor.

TaeHyung había olvidado por completo el cisne de porcelana roto, pero cuando fue a sentar a su bebé sobre el sofá, vio las piezas esparcidas sobre la mesa, cargo a su pequeño en brazos y fueron juntos hasta la habitación principal en busca del pegamento para madera, ciertamente no era el adecuado pero era lo más potente que tenían.

Anteriormente habían comprado uno especial para reparar una pequeña filtración de las tuberías, pero al final había terminado por usarse en la ventana de la cocina, pues SeongMinnie había lanzado el teléfono de TaeHyung con una fuerza sorprendente para tratarse de un bebé y el cristal terminó con líneas a punto de romperse, días después un nuevo cristal estaba en la ventana sujetó con el pegamento de tuberías porque bueno, TaeHyung decía que no era necesario llamar a un experto, aunque ahora cada vez que lloviera el agua se filtrara por el cristal mal puesto.

Antes de salir de la habitación, TaeHyung tomó un largo listón de seda, de esos que JungKook ocupaba en sus clases, se aseguró de vestir a SeongMin con un enterito de pollito con aros a cada lado de su inexistente cintura en el traje, y pasó el listón entre los aros de plástico para después atarlo a su propio torso.

De esa manera, SeongMin no podría alejarse más de un metro y medio de él.

Regresaron a la sala y prendió de nuevo la televisión, puso dibujos animados y sentó al bebé regordete en el sofá, aunque antes se aseguró de alejar el control remoto, porque las pilas podrían aparecer mágicamente en la boquita curiosa del pequeño bebé, justo como ya había pasado antes.

Le dejo algunos peluches y alejo cualquier cosa que pudiese ser destruida, logro ver una bolsa plástica en el sofá, pero parecía estar vacía, por lo que no había problema, además estaba casi en el borde.

Una vez que SeongMin sintió que todo estaba en orden, se sentó en el suelo frente a la pequeña mesa de centro y se dispuso a tratar de armar el cisne.

Aunque varias veces se vio interrumpido, al sentir el listón tensarse advirtiéndole que SeongMin trataba de huir, el pelinegro mayor no tuvo más opción que prepararle un nuevo biberón con leche y chocolate para mantenerlo quieto sobre el sofá.

Todo estaba relativamente tranquilo, de vez en cuando el bebé regordete soltaba balbuceos hacia su padre en un tono claramente molesto, TaeHyung pensaba que tal vez su hijo estaba recriminándole por tenerlo prácticamente amarrado, pero era culpa del pequeño ser con mejillas esponjositas, no, no de JungKook más específicamente de SeongMin.

Eran aproximadamente las ocho treinta y su día ya había sido lo bastante agotador como para dejar a SeongMinnie deambular por el departamento haciendo travesuras.

— ¡Papá! —el tonito de berrinche era claro en la voz de un frustrado SeongMin.

TaeHyung giro quedando sentado frente al bebé para dedicarle una mirada de interrogación, y lo encontró con el ceñito fruncido tratando de desatar el nudo del listón que los unía.

—Ni siquiera lo pienses, esta vez no habrá más aventuras para ti, jovencito.

Gimoteos y un claramente falso llanto se dejó oír por la sala, TaeHyung se cruzó de brazos y alzó una ceja mientras miraba el pucherito de molestia mezclado con falsa tristeza.

Si no lo conociera, ya habría corrido para mimar al bebé, pero era su hijo y conocía todos sus trucos de manipulación, su corazón se derretía por el simple hecho de ver sus diminutos ojos llenos de lágrimas pero no se iba a permitir caer ante ese truco.

—Lo siento mi cielo, pero no va a funcionar, más vale que te quedes ahí sentado en lo que arreglo una de tus travesuras.

—Papi.

—Papi no está, y le has roto su cisne ¿recuerdas?

El gimoteo llamando a JungKook casi lo hace caer, pero TaeHyung logro resistir y le siguió mirando fijamente.

SeongMin estuvo tratando un poco más, pero al ver que no funcionaba nada, frunció fuertemente su ceñito, tomó entre sus regordetas manos el biberón con leche de chocolate y se dejó caer hundiéndose entre las almohadas ya secas del sofá, dispuesto a ver los dibujos en la televisión mientras succionaba fuertemente el líquido dulce.

TaeHyung sonrió negando, y se giró para seguir uniendo las piezas del cisne blanco.

Alrededor de una hora había pasado, TaeHyung estaba por colocar el último pedazo de porcelana en el resto del cisne y habría terminado, hacía un buen rato que las succiones del biberón se habían detenido, y también había sentido moverse un poco a su bebé, pero no lo sintió bajarse, por lo que no le dio demasiada importancia y había continuado pegando las piezas blancas sin mirarlo, pero justo después de terminar y voltearse para ver a su querido SeongMin se arrepintió de inmediato.

—No, SeongMin no.

El pequeño Min había estado muy molesto con su padre por no dejarlo bajar del aburrido sofá, y sus manitos picaban por tocar todo lo que llamará su curiosidad.

Termino de beber su leche con chocolate y se había puesto a jugar con los peluches, y estaba por aventarle accidentalmente uno a su malvado padre, cuando en un movimiento del peluche que jalo, un sonido curioso se dejó escuchar en sus pequeños oídos, rápidamente sus rasgados ojitos habían buscado la fuente de aquel sonido y se encontró gateando sobre el sofá hasta tener entre sus manitos una bolsa de plástico.

Como todo niño lleno de curiosidad, rebusco en el interior hasta dar con una pequeña caja, una sonrisa traviesa se asomó en su carita al tener algo con que entretenerse y comenzó a sacar lo que había dentro tenía un olor bonito a frutas, pero un poco raro que lo hacía arrugar su pequeña nariz.

TaeHyung no sabía cómo sentirse al ver tal escena.

SeongMin estaba en donde lo había dejado, sí, pero tenía entre sus manos la caja de preservativos que había comprado en el supermercado aunque por supuesto eso no era lo peor, el bebé curioso había sacado el contenido y de alguna forma había roto el empaque, no de uno más bien de varios, por no decir todos los preservativos. Algunos estaban regados sobre el sofá y uno que otro en el suelo, pero cuando el dulce bebé giro su cabecita en dirección a su padre los ojos de TaeHyung casi lagrimearon, SeongMinnie tenía un preservativo en su boquita y lo estaba masticando como si de un dulce se tratará.

Probablemente era por el sabor a fresa, pero la imagen que recibió TaeHyung de su hijo fue suficiente para llevar sus manos a sus cabellos y quererse dejar calvo.

¿Cómo se le había olvidado guardar algo así?

Ahora no sólo los condones estaban inservibles, sino que su bebé tenía olor a látex hasta en su boquita.

El Min mayor dio un largo y sonoro suspiro, pasó sus manos restregando su rostro y miró a SeongMin con expresión agotada y una media sonrisa.

—Tomaré eso como una indirecta de que quieres un hermanito.

SeongMin lo estaba mirando mientras seguía masticando el preservativo en su boquita de dos dientes diminutos, y tenía un sobre más entre sus manos regordetas.

—Pero creo que no podré darte ese gusto bebé, contigo ya es como si tuviera veinte hijos más.

El bebé soltó una risita y agitó sus bracitos llamando a su papá pues al parecer el enojo ya se le había pasado, TaeHyung suspiró de nuevo y se puso de pie para tomar en brazos a su travieso hijo, con cuidado metió dos de sus largos dedos a la boquita de SeongMin y después de unas cuantas mordidas logró sacar el preservativo lleno de babita, acercó su nariz hasta la mejillita del bebé y efectivamente tenía olor a látex de condones.

—Bueno mi amor, no podemos dejar que tu papi KooKoo te encuentre oliendo así. ¿Listo para tu cuarto baño del día?

—No no no.

SeongMin se removió entre los brazos de TaeHyung negando con su cabecita, pero lamentablemente sus súplicas no pudieron ser escuchadas y fue llevado directamente al baño por su papá TaeHyung para darle otra ducha en ese mismo día.

✧ UN DÍA CON PAPÁ  ✧ TAEKOOK ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora